jueves, 9 de julio de 2009

Ese deseo...


Cada vez que te me acercas, cada vez que siento que me abrazas, cada vez que veo que me miras a los ojos, bajo la vista para observar tu cuerpo. Y lo deseo. Cuando te aproximas y me hablas con esa voz que me llena de ganas de averiguar cómo suena al gemir, también te deseo. No hay forma de quitar estos pensamientos.

Al acercar tu mejilla a la mía, puedo sentir cómo me estremece. No sé qué hacer más que fingir, tanto como se puede fingir un orgasmo, que no pasa nada por mi mente más que seguir escuchándote, en vez de amarte y tenerte. Eso quiero, eso me encantaría, no sabes cuanto.

Contengo este sentir hace tanto tiempo que no lograrías comprenderme, me dirías que debí haberte tomado por la cintura, haberte besado fuerte y haberte hecho sentir placer, tanto placer como el que sueño algún día sentir a tu lado.

Tiemblo al imaginarme diciendotelo o atrapándote en la pasión que me embarga cada día más, haciéndote partícipe de lo que siento que es tan fuerte y que es instintivo y que es irrefrenable.

El deseo no puede más dentro de mi. Me consume porque no puede consumirte, necesito de esto, necesito de ti... lo necesito ahora.

martes, 7 de julio de 2009

Prozac - Cap 14


Paseamos en mi auto, luego de conversar en aquel restaurante. Es como si volviera al pasado, pero con la diferencia de que no andábamos abrazados por el Metro de Santiago queriéndonos. Seguía hablándome de su vida, de las cosas que le pasaban, de las cosas que quería que le pasaran. Con esa voz que me hacía sentir persona, con esa actitud que me hacía recordar que las cosas fueron buenas en algún momento.

Le dije si quería follar. Me miró y me dijo que fuéramos a mi departamento y viéramos. Con eso comprobé que había cambiado.

Al menos eras fiel puta de mierda.

Debo confesar que estaba demasiado nervioso. Como nuestra primera vez. En que me mostraste el amor que podía sentir de otra persona... cosa que no he vuelto a hacer, eso le resta, digamos, fuerza a los orgasmos.

Te mostré el lugar como si fuera un niño pequeño, rápidamente, esa sonrisa con la cual te recordaba y que alegraba mi corazón (en algún momento tuve eso que llaman corazón) se presentó. Me estaba ablandando.

Sí, eso era. Me estaba ablandando.

Y ahora comenzabas a felicitarme por todo lo que he logrado, por todas las cosas que tenía, por lo que estaba haciendo por lo que iba a hacerte maraca de mierda, te tomé por la cintura y te besé como antes besaba, con fuerza, pasión, con nuestras lenguas jugando. Te llevé hasta la cama jugando con tu entrepierna y la mía, mientras se rozaban, nos tendimos y te dije que siempre estaría aquí para ti, que no me dejaras, pero lo dije bajo, muy bajo, tanto que ni siquiera yo mismo entendí lo que dije y me miraste con esos ojos llenos de deseo, que de pronto pararon.

-No, mejor no, ya? Esto nunca debió haber sido ni será. Ni volverá a seeeeeee......

Antes de que terminaras la frase, ya te estaba ahorcando. Fuerte. Cada vez más y más y más y más y más y más y más y más...

domingo, 5 de julio de 2009

No tiene futuro

No tiene futuro. No, no quiere tener. Simplemente, quiere seguir siendo lo que es ahora. No, no lo de ahora. No quiere ser nada, no quiere existir.

Sería tan fácil.

Desaprovecha oportunidades, desaporvecha momentos. Sueña, imagina, piensa cosas que no deberían existir. Jura que sí, pero no.

Es una gran nada y no quiere más.

No te sorprendas si no me vuelves a ver.

jueves, 2 de julio de 2009

No quería decirtelo...


Nos juntamos para conversar y resulta que no puedo dejar de pensar en que tengo que decirte algo. Por favor, no me mires así, no es nada malo! No, no tengo a nadie. Es otra cosa. Es algo que he estado pensando últimamente.

No me pongas esa cara, no quería que... no, porfa, no es que no te valore, no es eso, es que son cosas que yo no quería... Entiendo. Te entiendo. Pero, porfa, escuchame, porqué te enojas, no entiendo si no hago nada malo, esto no es algo malo, no me digas eso.

No seas hiriente.

Creo no merecer esas cosas, para. Termina. Aún, bueno, claro, sabes lo que te voy a decir, pero estoy seguro que ni siquiera sabes exactamente... no te vayas, no te quiero obligar a estar aquí, pero no me dejes así, basta.

No quería decirte que te quería. Y no pensé que te pondrías así.

Se fue.

Hay sentimientos que es mucho mejor guardar para siempre. No ariesgarse. Y seguir.

martes, 30 de junio de 2009

Imaginar no cuesta nada. Dejar de hacerlo es el problema.


Si hubiese sido un objeto o cosa, hubiese sido un retroproyector o un reproductor de DVD. Me paso demasiadas películas. Paso imaginando cosas que NUNCA serán o soñando despierto. Todo el tiempo, a cada momento, en cada instante. Si tan sólo se pudieran hacer realidad...

Pero no. Nunca le atino. Creo que por eso las cosas están como están. Es porque, generalmente, imagino cosas buenas, que pasan cosas geniales, que todo será perfecto, que todo es más fácil de lo que parece. Pero no. Es falso. Sueño demasiado y despierto muy pocas veces y cuando despierto, paf! justo en la cara...

Ahora. Ahora mismo estaba imaginando algo que NO DEBÍA imaginar. Mientras escribo, camino, como, converso... es una situación que ya es parte de mi. Pero es dolorosa. Dolorosa porque todo lo que me imagino nunca va a realizarse y es por mi. A mi no me pasan esas cosas, a mi no me van a pasar esas cosas...

¿Qué cosas?

Nunca nos daremos cuenta de la verdad. Jamás.

domingo, 28 de junio de 2009

¿Fluir de Conciencia o la Memoria es frágil?


Es muy facil no recordarme. Creo que, ni siquiera debes acordarte de cuando estabamos juntos. Seguramente, fui uno más solamente. No seguramente. Lo fui.

Ya no soy parte de tu vida, nunca más. Así tenía que ser, así lo quise (¿en realidad lo quise?). Así lo necesitaba, era la única manera de que fueras feliz completamente, sin que nadie se entrometiera en tus planes a futuro, en tu felicidad, en tu necesidad imperiosa de estar con alguien a tu lado, de que el amor que puedes llegar a entregar y estoy seguro puedes entregar aunque jamás lo haya experimentado, lo entregues.

En tanto a mi, pues no sé. Creo que me quedaré como siempre he estado, solo. Claro, tal vez imagines (no, ni siquiera lo piensas) que he tenido muchas oportunidades de estar con alguien. No es así, me río de sólo pensarlo. Estaré solo por siempre, es el destino que así lo quiere. No puedo torcerle la mano.

No sé para qué me desgasto. Debe ser porque yo sí te recuerdo. Cuando necesito un abrazo, cuando necesito contar algo, cuando necesito un "te quiero". Me da pena esto, rabia, resignación. Debe ser que aún queda un poco de cariño hacia ti. Sí, aún te quiero. Pero, ya no amor. El amor existe cuando existen dos.

No sé qué será de mi a futuro. No tengo idea. Tal vez me vaya de este país por un tiempo, vacaciones. O quizas no regrese, qué se yo.

Hasta puede que en algún minuto, sea feliz. Ja. Eso me hace tanto reir.

viernes, 26 de junio de 2009

Hagamos que no pasó nada


Digamos que nunca te vi. Digamos que jamás me pediste hablar contigo alguna vez para conocernos. Digamos que jamás te abracé de tal forma, que ninguno de los dos quería separarse. Digamos que nunca me besaste fuerte y sorpresivamente. Digamos que no nos conocemos.

Pensemos que lo que nos tiene así, es el dolor y no nosotros mismos. Pensemos que no nos hacemos daño cada vez que peleamos. Pensemos que no nos odiamos. Pensemos que no nos queremos tanto como nos queremos.

Imaginemos que estamos solos. Imaginemos que no nos celamos. Imaginemos que nos gusta música diferente. Imaginemos que no estoy escribiendo esto. Imaginemos que no lo leeremos.

Hagamos que aquí, no ha pasado nada.

miércoles, 24 de junio de 2009

La llamada que nunca llega


Sigue sin dormir

Lleva varios días así doctor. Cada vez que se acuesta por las noches, la paciente experimenta todo lo contrario a lo que puede ser el cansancio. Es como si su mente se disipara hacia otros pensamientos que no están relacionados con la somnolencia. Hemos intentado de todo doctor y nos ha sido imposible determinar qué sucede. También hemos estudiado su historia personal, tal vez tenga que ver con su problemática actual.

Hace muchos años que ella se sentía sola. No tenía a nadie a su lado, más que a su familia, lo que en cierto modo la reconfortaba. Pero seguía sin probar el amor. Ese amor verdadero que tantas veces le fue esquivo. Y no había sido por su apariencia, claro que no, principalmente se debía a su falta de carácter, fuerza, determinación, que terminaba alejando a quien se le cruzara por su corazón. Y seguían pasando los años.

Hasta que un día, conoció a un hombre divertido, tan parecido a ella que no podía más de dicha y emoción por tal descubrimiento. Era amable, cortés y no estaba interesado en más que amistad. Eso la llenó de alegría, era lo que siempre había soñado y estaba frente a ella día tras día.

No se atrevía a decirle lo que sentía. No se atrevía porque el rechazo le dolería mucho, así que prefería callar. Hasta que él se acercó a ella. No podía más de dicha, lo había logrado, lo había conseguido, sentía que ahora sí podía ser feliz.

Estuvo con él, se entregó a él por primera vez en su vida como jamás lo había hecho con nadie. Sintió que nada podía contra lo que sentía. Nada excepto él.

Supe que finalmente, el tipo siempre la llamaba por las noches, a eso de las 3 de la madrugada. Podían hablar cualquier tema, ese no era el punto. El punto era escucharse. Hasta que la dejó y el teléfono no sonó más. Tal vez, sea la causa de todo esto doctor, que ella espere ansiosamente todas las noches a que suene su teléfono y que sea él, su voz, sus problemas, sus chistes, sus frases... y si es eso doctor?

El doctor la mira y le dice...

No pensé que le afectara tanto que la dejara. De verdad que jamás lo pensé.

La mujer seguía mirando su celular inerte, mientras se abstraía de la realidad de manera tal que por las noches solamente pensaba en el sonido del ring y en él.