lunes, 7 de febrero de 2022

Bufandas


No sé por qué, pero siempre las bufandas han estado relacionadas, de una forma u otra a mis relaciones amorosas. La primera realmente importante, tuvo a una bufanda de protagonista y la otra vez que sucedió, fue un lindo regalo.

En la 1era, nuestro primer beso fue en pleno invierno, y en un gesto de cariño, ella me tomó la bufanda como empujándome hacia ella y me besó. Eso ella siempre lo recordó y, como en esa época, era la única que tenía, cuando un día fui a verla a su casa ella me dijo que si se la prestaba como recuerdo un tiempo y la empezó a usar. Cabe destacar que cuando todo se acabó, ella no me la devolvió.

Y en la última, ella me tejió una. Es hecha a mano, por ella. Se demoró meses en tenerla, ya que se tomó su tiempo, pero siempre me decía que la tenía para mí y que era primera vez que hacía una bufanda para alguien en especial que no fuera su familia. Lindo gesto. Prácticamente deseché las demás que tenía, y comencé a usarla profusamente. Ahora que también ella se fue, no quise guardarla con el resto de los regalos, ¡porque me gusta mucho la desgraciada bufanda!, pero allí estará para este invierno y sin querer, me recordará quién la hizo y con cuánto amor la confeccionó. Porque eso no lo dudo.

Me da pena que estas cosas pasen, porque quizás, soy el único tan sentimentalista con los objetos, regalos, etc., y duele recordar...

En fin. Espero que tú no la hayas botado y que tú seas feliz. ¿Yo?, bueno, ya llegará el momento que los recuerdos sean para siempre y no un doloroso pasado que no volverá y en forma de lana entrelazada.

viernes, 4 de febrero de 2022

¿Cómo lidiar con la soledad (de pareja)? o El nihilismo en el amor.

El ser humano  nace y muere solo, eso es algo que suena fatalista, pero realista a la vez. Una vez, hablando con un amigo que se autodenomina absolutamente nihilista, me comentaba lo absurdo de pensar que con alguien vas a lograr algo, que nada tiene sentido romántico per se, así que es mejor no atarse a nada o, realmente, no depender emocionalmente de nada ni nadie, salvo relaciones filiales sanguíneas (familia), aunque siempre dependería de las circunstancias.

Entonces, le dije, 

-¿Ya no amas?
-¿Qué es amar, en primer lugar?, a mí mismo sí, pero quiero como el resto quiere: de manera utilitaria.

Y me contó una historia horrorosa:

- Una vez, salí con una mujer, que ella tenía marido e hija en casa. Del motel, una vez, a dos cuadras, le dijo al tipo que la fuera a buscar. Había estado conmigo hacia 15 minutos y el tipo la pasaba a buscar, pensando que venía de estar con sus amigas. No juzgo lo que ella hacía, pero piensa: todos hemos sido ese weón, ya sea sabiéndolo o no.

Quedé helado.

Entonces, ¿cómo lidiar con la soledad sin pareja?, le dije.

- No hay soledad, no existe, haz lo que quieras, que finalmente, nada tiene realmente mucho sentido más que existir, esto nos tocó, esto es lo que hay: vive con eso.

miércoles, 2 de febrero de 2022

A veces, se asoma

Estaba el hombre pensando en cómo subir al cielo, recostado en el pasto: "algún día, subiré, pero las nubes se ven blandas", se dijo. Luego se dio la vuelta y miró hacia el lado, niños corriendo, gritando, felices: "algún día tendré hijos, aunque nadie más quiera tenerlos".

Después, se sentó, mirando hacia el fondo a algunas parejas paseando: "algún día estaré así, o más bien, estuve así..."; de esa forma, se asomó un recuerdo que no quería volver a rescatar, pero la mente es engañadora cuando quiere. "Ella me amó, estoy seguro que me amó", se dijo el hombre apretando sus manos en forma de puño, "ella ahora me detesta, me aborrece, solamente por no llenar sus expectativas y ¡vaya que está en su derecho de hacerlo si cree que no soy lo que ella quiere!, pero odiarme como lo hace, es ilógico, ella podría estar ahora hablando de nubes y niños gritando conmigo, pero decidió no estar, solamente está para asomarse, para decirme que tan reemplazable soy, que tan poca cosa fui y seré, para decirme que..."

"Para decirme nada", se dijo el hombre, parándose y caminando hacia la orilla del parque. Ella no dijo nada al irse, no dice nada ahora y no dirá nada después.

A veces, el recuerdo se asoma, pero no dice nada.

"Algún día, dejaré de pensar en ella como ella dejó de pensar en mí", se dijo. Sonrió, con una lágrima rodando por su mejilla y se fue.