Cuando las cigarras lloran

El temor a decir las verdades, ocultarme lo que sucede realmente en tu corazón, mentirme, sufrir sola. Al final, terminarás explotando, las cosas se saldrán fuera de control y me seguirás mintiendo sin ningún remedio aparente.

Si ocultas esas cosas es solamente por temor a que me sienta mal. Si hago lo mismo, es por temor a que las cosas sigan un mal camino. Uno que nos separe... pero, qué más da!, si eso al final terminará sucediendo, terminaremos odiándonos porque nuestros sentimientos son muy fuertes, a la vez que frágiles del uno hacia el otro. No me hagas esto...

Mientras, seguiré inventando que te conozco y tú que me dices la verdad. Hasta que explotemos. Hasta que explotes. Y te vayas para siempre de este bosque en donde resuenan cigarras a lo lejos...

Esos nervios

Cada vez me haces pensar mal. Me equivoco acerca de ti. Y no quiero fallar. Me haces sentir que me quieres de verdad, pero es una ilusión, como la vida misma junto a ti.

No. No me quieres. No de esa forma.

Y me desilusionas, pero vuelves a mi, pero vuelvo a ti. Quiero parar todo esto, pero me gusta y temo que siempre vaya a ser así. No. Esos nervios otra vez...

No logras despertar

Aún crees que es mentira todo lo que pasó. Que jamás nos odiamos, que jamás me golpeaste, que jamás me hiciste sentir como el ser más miserable de este mundo.

Y te osas acercar a mi, nuevamente, esperando que haga por ti las cosas más inesperadas, qué crees que soy, qué piensas que puedo hacer que no haya hecho antes?, quiereme, veeme como un hombre que podría haberte hecho feliz con el simple movimiento de mi mano acariciando tu cabeza.

Cómo es que nunca me entendiste. Y me buscas e insistes en hacerlo bajo un status quo que no es el que deseo. Basta de esto. No logras darte cuenta de lo que soy frente a ti: quiero que me quieras...

Se mueve la cortina frente a mis pies

... Y siento como podría disfrutar ese pequeño momento de tranquilidad, ese instante del no pensar estando contigo. Sé que no me aceptas, ni que me ves como desearía, pero... lo pienso.

Es corto momento en que te imagino abrazada a mi lado, acariciando mi pecho lentamente, es cuando más feliz me siento de que, al menos, te idealice unos nanosegundos. Luego, paso a seguir disfrutando como el viento se entrecruza por mis dedos y el Sol comienza a aquietarse.

Es lo último antes de darme vuelta y querer que estuvieses en frente de mi...

Buen empujón.

Todas esas dudas que tenía a fines de este año, que me hacían reflexionar sobre la fomra en que te pueden valorar, se han calmado: las cosas están resultando.

Creo que la única gran enseñanza de todo esto es que debes luchar: no importa si al final pierdes, intentalo, sea lo que sea, intentalo. Puedes arrepentirte luego de muchas cosas que pudiste haber cambiado.

Es un buen empujón para empezar el año. Al menos uno en que todo comienza tranquilamente... por ahora.