martes, 30 de junio de 2009
Imaginar no cuesta nada. Dejar de hacerlo es el problema.
Si hubiese sido un objeto o cosa, hubiese sido un retroproyector o un reproductor de DVD. Me paso demasiadas películas. Paso imaginando cosas que NUNCA serán o soñando despierto. Todo el tiempo, a cada momento, en cada instante. Si tan sólo se pudieran hacer realidad...
Pero no. Nunca le atino. Creo que por eso las cosas están como están. Es porque, generalmente, imagino cosas buenas, que pasan cosas geniales, que todo será perfecto, que todo es más fácil de lo que parece. Pero no. Es falso. Sueño demasiado y despierto muy pocas veces y cuando despierto, paf! justo en la cara...
Ahora. Ahora mismo estaba imaginando algo que NO DEBÍA imaginar. Mientras escribo, camino, como, converso... es una situación que ya es parte de mi. Pero es dolorosa. Dolorosa porque todo lo que me imagino nunca va a realizarse y es por mi. A mi no me pasan esas cosas, a mi no me van a pasar esas cosas...
¿Qué cosas?
Nunca nos daremos cuenta de la verdad. Jamás.
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