Ya no quiero sentir luto por amor.
Hace varios años atrás, cuando por primera vez sentí amor, de ese que dicen es real, tuve mucho dolor cuando se acabó. Eso fue, porque en aquella ocasión, fue una relación muy desgarradora, corta, intensa, pero compleja, que me llevó a caer en depresión por luto; pensaba que nunca más nadie iba a quererme o siquiera tomarme en cuenta, y me transformé en eso: en un ser con pena, melancólico, esperando la nada. Pasó el tiempo que tenía que pasar, y las cosas fueron quedando en ese modo, solitario, un poco triste, pero evolucionando.
Hasta que fui feliz conmigo mismo, y ya no pensaba en eso. Claro, pensaba que iba a estar solo por mucho tiempo... y así fue. Fue por mucho tiempo. Hasta que llegó ella, la de la publicación pasada (sí, estas próximas entradas serán como mi diario de vida) y pude ver otras perspectivas: sí podía ser querido y sí quería ser querido: fue súper bonito sentirse así, estaba pleno y muy bien conmigo mismo, no necesitaba de nadie más.
Pero eso también acabó, como todo en la vida que tiene un principio y un final.
Y estoy con el luto muy reciente, a veces siento una pena terrible, otras estoy más o menos bien, pero en general me embargan sentimientos de desesperación por arrancarla de mi corazón, olvidarla, porque el fin es lógico, aunque como comenté antes, ella aún sigue por ahí (por lo menos, hasta esta fecha), y con un silencio eterno, que ambos hemos decidido tener: yo mismo dije, "es ahora o nunca", porque si no, seguiría queriendo estar con ella o buscándola.
Porque la quiero.