Tuve un buen día. Sí, dentro de esta vorágine que ha significado la mierda que estoy metido, decidí reconciliarme conmigo mismo y hacer cosas que me gustaban... solo. Sin duda, le tengo un poco de temor a la soledad, es lógico, siento que estoy en un momento de mi vida que debería tener todo mucho más controlado, menos dudoso, más seguro... pero no ha podido ser, y ese es el mayor temor: no es que tema estar solo y cualquier compañía me sirva, es que siento que me hace falta esa compañía incondicional, esa que te quiere y no cuestiona.
Pero ahí me estoy desviando un poco.
Decidí salir, aprovechando una tarde libre. Fui a un lugar que solamente voy cuando estoy triste o melancólico, es una parte que está alejada de todo y de todos, y casi siempre he ido solo (hubo solo una vez... pero nada relevante si lo miro en perspectiva). Fui, descansé, hablé a distancia con un buen amigo que me ha dado buenos consejos y luego, al cine. Sí, te dará risa lo simple que es eso, pero es algo que me gustaba, pero que había dejado de lado... y bueno, aprovechando que están reabriéndose, pues fui. La pasé muy bien, no es primera vez que voy solo al cine, la verdad que no es algo que me complique... al final, es como todo: cuando chico, me daba pena ver gente almorzar sola, yo lo he tenido que hacer siempre, que iban al cine solos y ya es como 6ta vez que lo hago... la verdad que uno nace solo y se va solo...
Salí bien tarde, pero alcanzaba a volver a casa (sin que nadie me cuestionara eso, dicho sea de paso). Iba cansado, porque caminé bastante y a velocidad, pero, fue un buen día. Fue mío, nadie me dijo nada, yo tomé decisiones, yo hice lo que sentí que era bueno para mí. Eso no quiere decir que no me duele un poco no poder compartir alegrías con alguien más, pero toca. Quizás, es lo que me tocó y no puedo hacer nada contra eso... por ahora.
Igual la extraño, pero hay otro lado de mí que la quiere lejos, pero temo que sea mi constante otra vez: soledad, sin nada más que mis pensamientos y donde me lleve el viento.
Fue un buen día, uno entre 1000 malos, pero uno, al fin de cuentas. Vamos de a poco.
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