lunes, 15 de junio de 2009

No tenía idea. En realidad, sí.

Siempre me hago el tonto. Siempre. Sé cosas, intuyo cosas, creo cosas. Muchas veces pienso que son inventos mios o que me imagino cosas. No. Son verdad. Y es lo peor de todo. De pronto descubrir que el sexto sentido sí existe y que te puedes decepcionar de la gente tan facilmente y... sorprende.

Aunque te sepas el final, sorprende.

Y no sé si duele o da asco, no sé. Me da asco de mi, me da asco del resto, me da asco saber. No quiero detalles, pero los tengo, no quiero razones, pero las hay... siempre confirmo lo que sospecho.

Quisiera escapar de mi mente y no puedo, quisiera irme lejos y no puedo, quisiera hacerme el loco frente a temas que duelen y me persiguen hasta el final. Me doy un asco tremendo... y no quiero más.

martes, 9 de junio de 2009

Prozac - Cap. 12


Por fin llegó el momento en que podré verla. Por fin puedo imaginar el instante en que ella llegará y me saludará y escucharé su voz y en que, podré comprobar por fin, si sigue teniendo esa aura. Esa aura que me tiene tan expectante actualmente.

Sigo en mi oficina esperando pacientemente a que llegue la hora convenida. Salir de ahí, correr hacia mi auto y dirigirme hacia el lugar acordado. Nadie debe saberlo. Ni siquiera la puta de mi secretaria, es la que menos debe saber. Si la conozco como creo que la conozco, aunque no creo que mejor de como conozco sus genitales, armará un escándalo que puede repercutir a la oficina y me veré en la obligación de golpearla, esta vez no los pechos o las nalgas o tal vez su clítoris, si no que en plena cara para que aprenda la muy maraca.

Mientras pienso en eso, abro la puerta de mi auto, esta vez vine en mi BMW, no quería presumir demasiado, aunque ya presumo al ser automático y con un reproductor de CD/MP3 que combina perfectamente con la elegancia del tablero central de mando de cuero el cual posee un gestionador GPS de última generación que venía, curiosamente, incluido en el modelo lo cual le da un toque delicioso al vehículo.

Al sentarme, pienso que tal vez hubiese sido mejor echarme un par de condones, pero luego me relajo al saber que en la guantera con puertecita automática que se activa mediante acerco cuidadosamente mi mano hacia ella, se encuentra una caja... aunque prefiero no pensar en eso, ya que si, en algún remoto caso llego a follar, será a capella. De eso no hay duda.

Voy camino hacia allá a toda velocidad, aprovechando la Costanera Norte, la cual proporciona la adherencia necesaria a mi auto último modelo. Aunque eso no me preocupa tanto como me preocupa el hecho de que ella se vea tan linda, hermosa, deseosa, tan puta como siempre la he recordado que mande todo al carajo y no sepa como reaccionar, tal vez reaccione queriendo avalanzarme a ella y quiera ahorcarla como siempre soñé, o tal vez golpearla de tal modo que esa boca que hace maravillas se deforme totalmente y no deje de sangrar y escupir dientes y comience a vomitar porque la golpee en el bajo vientre, ese que desearía a la vez besar y acariciar con la punta de mi miembro. Sólo son pensamientos, nada más lejano a un plan.

Estaciono el auto y comienzo a temblar tanto, tanto que necesito un prozac de emergencia, lo tomo sin agua y me siento en la mesa que reservé y ella aún no llega, pero falta poco porque es puntual, lo es, siempre lo ha sido y llega de pronto.

Esa voz de mierda que deseo escuchar por fin se hace fuerte. Es hora de fingir que estoy bien y no con ganas de cortarme la yugular ahí mismo.

domingo, 7 de junio de 2009

No entiende cómo...


Los seres humanos son muy buenos para lastimarse a sí mismos. ¿Lo hacen sin querer o lo hacen por un sometimiento sadomasoquista extraño? No lo sé. Trato de entenderlo, de poder justificarlo, pero no se puede... no es tan sencillo.

Si no haces nada, nada pasará. Si te alejas, nada pasará. Si no te acercas, nada pasará. Falso. Es como el síndrome del erizo. Dice más o menos así:

Los erizos, pase lo que pase, cuando se acercan a otro erizo, se hacen daño a ellos mismos y a los demás, por las espinas. Y cuando no se acercan, se hacen daño en su alma...

Suele suceder, suele suceder. Hacerse daño sin querer a ti y a la otra persona. No puedo entender cómo es que pasan estas cosas, de verdad que no puedo entenderlo.

No te hagas más daño. A ti y a nadie. Por favor.

viernes, 5 de junio de 2009

Me pareció


Me pareció verte llorando en el metro. Me pareció haberte visto llorando sentada en el metro. Estoy casi seguro de que eras tú, pero a la vez, nada de seguro. Es que, era una niña que estaba agachada, llorando, pero se parecía a ti. Ni la cara le vi. Pero... por un instante pensé que eras tú.

Se nota que te habían pateado. Había un tipo al lado tuyo, no sé, consolándote. Osea, te digo, claro, como si fueras tú, porque nunca lo pude comprobar, aunque creo que no lo eras, esa ropa que andabas trayendo no era sino lo contrario a lo que usas. Aunque la mini sí era a tono. Y el pelo, tal vez los accesorios...

Me imaginé viendote llorando, al lado mio como tantas veces estuviste. Y mientras el carro no se movía y terminaba el helado que me habían regalado, miraba y esperaba ansioso que mostrarás tu rostro, qué carajo! si no eras tú!

Pero me quedó la duda y me dio pena, porque me acordé de ti y quiero que estés bien, sé que lo estás, lo estás verdad? reconozco que cuando pienso en ti no dura más de dos segundos y se desvanece porque no sé nada de ti pero espero que estés bien.

Y no llorando en el metro.

No eras tú. Porque si hubieses sido, me bajo, te tomo del brazo y te digo: "nunca permitas que te hagan llorar... esos ojos nunca deben llorar, nunca más"

Nunca más. Me parece que te vi hoy. Me parece...

martes, 2 de junio de 2009

Es como decir adiós


Es como decir adiós. Pero más adornado. Más suave, más pausado. Pero sin que se note. Así, será más fácil. No será tan repentino. No será tan largo. No será tan complicado.

Es la mejor forma. No te darás cuenta de nada. Ni yo me daré cuenta cuando finalmente suceda, ni tú lo sabes ni sabrás hasta que pase. Hastq ue pase el tiempo.

Me olvides.

Me recuerdes.

Te llame y te diga la única frase que hará que recuerde el único lazo que me ata a ti. La amistad.

domingo, 24 de mayo de 2009

2323232323


No quiero cumplir años. Definitivamente no quiero. Porque es un cumpleaños solitario (bueno, es lo que hay). Porque es un cumpleaños que no quería que pasara. Porque es una edad que no quería que sucediera. Porque es una época en la que no desearía estar donde estoy. Porque sigo haciendo las cosas que no quiero hacer.

Pero las hago igual.

Tengo pocas opciones, sobre vivo o me detengo. Y si me detengo, es porque estoy reconociendo la derrota, de que todo lo que ha pasado, a fin de cuentas, me abatió... No es la idea de que se den cuenta de eso. Aunque sea un poco verdad, un poco mentira.

Solitario es lo típico, tal vez no tan típico como debe ser. Lo peor de todo esto es que estoy comenzando a acostumbrarme a esa soledad. Quizás sea bueno a fin de cuentas, ya que de esa forma se sufre menos. Se sufre mucho menos. Pero para un cumpleaños sería bueno algo de compañía.

Siempre deseando lo que nunca he tenido.

Espero algún día recibir regalos tan lindos como uno por ahí que tengo guardado. Lo que dice, lo dice en lápiz pasta, capaz que se borre en el futuro. Ojalá no sea así, ya que lo guardo para nunca olvidar lo especial que puede ser...

Un cumpleaños así. Tan simple como aquel...

viernes, 22 de mayo de 2009

Vínculos distanciados


Dicen que...
la distancia es el olvido.

Pero no concibo esa razón...

Hasta ahora.

Puede ser que las cosas que se mantienene alejadas, si lo están el tiempo suficiente, puedan olvidarse y dejarse pasar de la forma más facil posible. Aunque existiese un vínculo especial entre ellas...

Aunque existiese uno.

Pensé que con el sólo hecho de existir ese vínculo, no podrían pasar estas cosas, pero terminan pasando. Al final, terminan sucediendo y me da pena que pasen porque esos vínculos son importantes para mi y no quiero sentir que pierdo cosas que no quiero perder...

Pero perdí. Debo asumirlo.

La distancia ayuda al olvido cuando es lo que se busca. Cuando no, es triste. Muy triste.

No queda otra cosa que dejarlo pasar, porque si las cosas no cambian ya no cambiaron y no se puede hacer nada. Absolutamente nada.

domingo, 17 de mayo de 2009

Prozac - Cap 11



Le respondo el mensaje lo más parcial posible. En ese momento pienso en qué haré cuando esté frente a ella. No sé si me relajaré, no sé si me tensaré de tal forma que salte encima de ella para morderle el cuello y arrancarle la yugular de la manera más piadosa y luego pisotear una de sus putas costillas o simplemente la saludaré dulcemente. El ser humano toma decisiones todos los días de su vida.

Lo que me sorprende de todo esto, es la expectativa que estoy sintiendo para que me responda el mensaje. Redacté algo sencillo, corto y que fuera rápido de responder:

Nos veremos donde tú quieras, no tengo inconveniente. Sólo dime lugar y hora.

Condescendencia y la gran puta. Siempre he sido igual, prefiero que elijan las cosas a tener que discutirlas. Solamente espero paseándome por mi oficina y pensando en que, hace años atrás me pasaba lo mismo esperando que me contestara, con la diferencia que era en mi dormitorio donde habíamos follado miles de veces. Ahora, era diferente. Acá he follado con muchas, menos con ella.

Por fin contesta. Lo hace tan rápido como sé que teclea el maldito teléfono. Me responde que no tiene ningún problema, me da el lugar y la hora. Puta de mierda, me sorprende que siga viva. Cultivó durante toda su atormentada vida tantos enemigos, que si no fuera por ellos... además de sus miedos internos y sus interminables intentos de matarse, que no igualan los mios por cierto.

Si hubiese intentado matarme, no hubiese fallado.

Tantas veces que tuve que recibir sus cortes en mi antebrazo. Veo las marcas y pienso en que debí haber tenido unas razones muy poderosas para haber aguantado tanto esa y muchas otras escenas. Marca de mierda, se ve pequeña ahora pero hace algunos años no dejaba de sangrar, ella llorar y suplicarme matarla y los gritos, el sudor, las pastillas anticonceptivas por el suelo, los tranquilizantes que se cayeron dentro del vaso con agua que estaba roto, los condones.

Puta de mierda.

Lo peor de todo es que tenía ganas de verla. Y esas ganas se canalizaban en una gran y dolorosa erección que no me dejaba en paz. Tuve que llamar a mi secretaria y decirle que estaba caliente y entró y como por arte de magia la calentura fue satisfecha. Faltan dos horas.

Debo elegir si pagar con Dinners o Magna.