
Sí, la lejanía más el silencio llevan al olvido. A la tranquilidad en algunos casos, en otros a la nostalgia y en la mayoría a la pena.
Como ahora.
No me gusta alejarme, no me gusta silenciarme. Pero muchas veces es necesario. Más que nada porque hay que pensar en la otra persona, la tranquilidad es la madre de las soluciones. Es mejor eso a que se sigan rompiendo relaciones.
Pero, ¿cómo llegas a no decirle nada a alguien que hace tan poco le dijiste "te quiero"? Es complicado saberlo, pero es menos difícil hacerlo.
La lata está en sacrificar tus propios sentimientos por la estabilidad de los demás. Pero esa es harina de otro costal.