jueves, 15 de octubre de 2009
La costumbre al dolor
Dicen que finalmente terminas acostumbrándote a las cosas. Que cuando pasan muchas cosas en tu vida, al volver a suceder, ya no te afectan. Y una de esas cosas puede ser el dolor.
Me ha pasado que comienzo a acostumbrarme. Antes, por casi dos años, me levantaba cada mañana con un enorme dolor en el alma. Que era tan grande, tan triste, tan angustiante, que no me dejaba respirar. Pero comenzó a calmarse. Poco a poco.
Ahora, no puedo vivir sin momentos de dolor.
Pero comienzan a ser indoloros. Sin sentido, tanto como rascarse la cara al picarte un mosquito. Cotidianos. Enfermizo, lo sé. También duele.
Siento tener que involucrar muchas veces a personas en este tipo de cosas que nada tienen que ver con mi alma desgarrada y dañada. La vida se encarga de entrelazar situaciones y a veces, no puedo detenerla.
Espero que algún día llegue la sanación final. Ya sea de mi parte (estoy haciendo el esfuerzo, lo prometo), como tuya...
Que así sea.
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