jueves, 22 de octubre de 2009

Es súper fácil...



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Mira, para perder a alguien lo más rápido posible y que se olvide de ti y de que alguna vez fuiste parte de su vida, lo único que tienes que hacer es lo siguiente:

Ser atadoso y problemático. En extremo, ojalá.

Ser sincero. Siempre.

De vez en cuando, lo cual no es problema, mentir.

Decir te quiero. Ojalá seguido. Eso asusta.

Decir te amo. Eso en casos extremos en que desees desaparición inmediata. Eso espantaría a cualquiera, no crees.

Buscar a la otra persona. Cualquier cosa que sofoque en realidad.

No buscarla. Sí, tampoco se puede dejar de lado así como así...

Llorar frente a la persona. En qué diablos piensas, tienes que ser más fuerte siempre... nunca demuestres debilidad.

Hacerte el rudo.

Ser dependiente.

Pensar que eres poca cosa. Eso sí que espanta a cualquiera.

Ves que es fácil. Es sencillo, rápido... no esperes más y saca de tu vida a quién quieras, porque si sigues así, de seguro seguirás arruinandolo todo, para siempre en tu vida. Para siempre...

miércoles, 21 de octubre de 2009

Soy olvidable. Negable. Odiable. Perfecto


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Era todo lo que esperaba, ni más, ni menos. Siempre ha sido así. Doy por sentado, apuesto a ganador de que no existe persona más olvidable que yo.

Eso es fijo.

En todo tipo de situaciones, sobre todo (y de forma ya casi exagerada) en las sentimentales soy solamente parte del momento, parte del consuelo, parte del webeo natural de todas. Sí, la paso bien también. El problema es cuando involucro sentimientos firmes en ello.

Graso error.

Me olvidan, me niegan (en repetidas y emputecedoras situaciones), me odian... termina siendo perfecto. Tal vez por eso la soledad es la única vía en la que puedo explorar un poco más de comprensión.

Pero nada que sea serio.

Debe ser porque llega a ser cargoso alguien que te diga te quiero y eso. Es ese mi mayor error, decir "te quiero"... O también, el hecho de que soy muy enrollado. No es que no vea mis defectos, los vivo a diario. A pesar de eso, duele mucho todo esto.

Pero, como escuché por ahí... el dolor termina siendo un aliado. Después, las cosas comienzan a no afectarte tanto...

Espero sea pronto.

domingo, 18 de octubre de 2009

Me rindo

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No quiero más, no sirvo para esto. Déjame en paz, oh maldito sentimiento de dependencia, de querer, de desear ser querido. Basta ya.

Estoy solo, deseo estar solo y morir solo. Y me prepararé para eso. No tiene vuelta, no tiene solución, nada cambia, todo es igual... no existe solución.

No me da para más, renuncio, de ahora en adelante seré simplemente una persona que vive para existir y gastar el oxígeno del resto, nada más haré, me has derrotado, estoy ante ti pidiendo que acabes conmigo...

Que acabes con esta dolorosa vida. Ahora. Ya.

viernes, 16 de octubre de 2009

Te vistes y te vas


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Entonces, eso fue todo. Viniste, me dijiste lo mal que estabas, lo necesitada de cariño, afecto, compañía que estabas. Me miraste, lloraste, te acercaste, me abrazaste y me dijiste despacio que nunca habías podido olvidar cuando estuvimos juntos...

Y me besaste... y pensabas que iba a poder resistirme a tu cuerpo, tu olor, tu voz, tus besos, tus manos recorriéndome... no pude, no pude, te tomé, hicimos el amor, desesperado por llegar a ese sabor al que no llegaba hace años, a esas piernas que recorrí, besé, acaricié lentamente, pero con firmeza...

Qué pensabas, en serio, qué mierda pensabas que iba a hacer si estabas ahí, frágil, buscándome, después de tanto tiempo, no hablamos, no nos buscabamos... no pude resistirme a hacerte mía una vez más, cada una más fuerte, vehemente, decidida, que la anterior y estabas caliente, ardiendo, pidiéndome que no te dejara.

Aunque fuera sólo por esa tarde.

Luego te vestiste, te fuiste. No me dijiste nada. Sólo un "gracias por escucharme". Ese fue el premio final. Tu amor, se quedó en mi cama junto a mi piel... fui tuyo, fuiste mía otra vez sin que nada ni nadie lo planeara...

Y sin que se vuelva a repetir, te vistes y te vas.

jueves, 15 de octubre de 2009

La costumbre al dolor


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Dicen que finalmente terminas acostumbrándote a las cosas. Que cuando pasan muchas cosas en tu vida, al volver a suceder, ya no te afectan. Y una de esas cosas puede ser el dolor.

Me ha pasado que comienzo a acostumbrarme. Antes, por casi dos años, me levantaba cada mañana con un enorme dolor en el alma. Que era tan grande, tan triste, tan angustiante, que no me dejaba respirar. Pero comenzó a calmarse. Poco a poco.

Ahora, no puedo vivir sin momentos de dolor.

Pero comienzan a ser indoloros. Sin sentido, tanto como rascarse la cara al picarte un mosquito. Cotidianos. Enfermizo, lo sé. También duele.

Siento tener que involucrar muchas veces a personas en este tipo de cosas que nada tienen que ver con mi alma desgarrada y dañada. La vida se encarga de entrelazar situaciones y a veces, no puedo detenerla.

Espero que algún día llegue la sanación final. Ya sea de mi parte (estoy haciendo el esfuerzo, lo prometo), como tuya...

Que así sea.

miércoles, 14 de octubre de 2009

No sé nada


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Al final, no sé nada de ti, ni de mi, ni de nosotros, ni de ellos, ni de nadie. Adivino los pasos del dolor como un ciego trata de captar las vibraciones con las que se encuentra: con incertidumbre.

Quisiera adivinar lo que sucede, pero no puedo. Entrar en tu mente y entender lo que sientes, aunque sea por momentos, saber qué piensas de mi, de ti, de nosotros, de ellos...

No espero más que encontrarme con esa fuente de los deseos y pedir, fervorosamente, que algún día logre entrar de lleno en tu alma, comprenderla, quererla, establecerme en ella, ser parte fundamental de la misma, y al mismo modo, que sientas lo mismo contigo.

Pero son cosas que nunca sabré, porque te perdí... tanto como he perdido mi concienca y mi razón...

sábado, 10 de octubre de 2009

En silencio (perpetuidad)

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No me dices nada. Me miras y te quedas en silencio. Luego, pasan unos días. Ambos no tenemos idea del curso de nuestras vidas. Y sigues en silencio. Yo también. Los dos callados, tanto de hecho, como del corazón.

El silencio, lleva al olvido. Y está bien. Al final, eso nos hace bien a ambos. Sobre todo a ti, que me importas más. No quiero que me olvides, pero es la única forma, la única manera, no tengo otras, sé que lo logré.

Aunque piense en saber si sigues bien, si estás tranquila. A la vez, imagino que piensas en mi. Pero, eso es utópico, no soy parte importante de tu vida, lo cual está bien. Es mejor para todos.

Tanto sacrificio por los demás... por dentro es tanto el dolor.

viernes, 9 de octubre de 2009

Rincones Universitarios


Caminaba en la noche por la universidad. Se me hizo tarde y no pude ver una presentación a la que me habían invitado. Así que, decidí volver a mi casa. Y caminé por esos mismos rincones, que recorrí solo, acompañado, bien acompañado, malditamente acompañado.

Vi esa plaza. Esos bancos. Esos pastos. Esa sala. Esa calle. E imaginé quienes iban en ellos. Y estaba yo y...

No tengo excusa para recordar tales situaciones más que la soledad. Esa que embarga el alma, pero que comienza a ser tan necesaria que finalmente, sólo te quedas con el recuerdo de esas personas o situaciones o, en este caso, lugares.

Y miré hacia el cielo tratando de olvidar. Hasta que di la vuelta, miré la puerta de esa sala y vi, más claro que nunca, como nos íbamos secretamente hacia otro lugar a querernos como tanto esperábamos... y nos íbamos separados y luego, en esa calle, frente a esos departamentos, nos tomamos de la mano y no nos soltamos nunca más toda esa tarde, hasta la noche en que estuvimos juntos...

Juntos...