jueves, 16 de abril de 2009
A la cresta
No entiendo porqué pasan estas cosas. No hago nada y pasan.
Me desespera llegar al punto de no saber si soy importante para los demás o un mero tipo por el cual pasar el rato. Ya no quiero más, ni discusiones, ni weas que me tienen enfermo, no puedo...
Cotizaré pasajes para irme a la cresta un buen rato o adónde sea. Esto es pura mala suerte o no sé. Por un lado tengo cosas que no sé si tengo, personas que no entienden que las cosas van muriendo, aquellos que no entienden cuanto las quiero y otras que no confían...
No sé qué hacer más que lo que llevo haciendo hace tiempo: Nada. Eso parece que les gusta.
No los buscaré más, no se preocupen. Les dejaré tranquilos.
miércoles, 15 de abril de 2009
Prozac - Cap 9
Me abraza y comienza a besarme el cuello. Pienso en cómo moverme sin lastimarla, me ha pasado a veces. Me tiende en la cama como desesperada buscando mi calor, mi cuerpo, mi miembro. Pienso en como hacer que sus manos lleguen donde quiero que lleguen.
En la cama tiramos como dos adolescentes, la única forma que conozco en que se deben hacer las cosas. Besos fuertes, dolorosos, ahogadores. Los mejores. Esos que dejan un sabor a pecado en los labios, la aprieto en mi cuerpo y siento sus pechos delicados pero firmes, los cuales están esperando ser vistos por mi. Contemplados. Acariciados. Queridos.
Toco su cuerpo como si fuera lo último que debo hacer ese día. Toco su trasero con mis manos y la acaricio, no por fuera, sino que por dentro de su ropa, la toco suave, delicado. Sí.
Sí.
Pienso en otra. En alguien que amo. Amé. Ya no tengo sentimientos, me costó mucho trabajo llegar a este nivel y ser el tipo desinteresado y lejano que soy, además de sumamente exitoso en lo laboral y social. Es que la gente busca imperiosamente alguien "asentimental", tiene miedo de encontrarse con personas que necesiten de otros. Soy lo que debe ser, un muñeco sin alma.
Pero este tipo de recuerdos me asusta. Debo concentrarme en calentarme.
Ella mueve su pelvis fuerte en mi miembro. Desea cortarse. Comienza a jadear. Eso me excita. Aunque como las orientales no hay, ellas sí saben jadear. Saben gritar.
Toco sus pechos, los masajeo. Como debe hacerse. Ella me besa, me muerde. El preámbulo me fascina, porque me deja listo para pensar en el próximo movimiento que deba satisfacerla. Lo hacemos y hago que se vaya segundos antes de penetrarla. Eso me encanta, porque las desespera, las acelera, las vuelve loca, las transforma... me tranquiliza.
Un buen polvo. Estamos abrazados y no sé porqué me abraza.
lunes, 13 de abril de 2009
Vámonos de aquí...
De repente salió en la conversación. Vámonos de aquí, lejos de aquí. Hagamos lo que tú quieras que hagamos, escapemos, los dos juntos. No recuerdo muy bien porqué fue. Creo que llorabas por el teléfono, desesperada por algo.
No podía hacer nada más que escucharte. Tenía que hacer algo, porque si no, sentía que podías morir de la pena, no aguantabas más (era así siempre, luego me di cuenta). No hice otra cosa mejor que decirte que nos fuéramos, que escapáramos. "Vámonos de aquí", adonde sea, pero vámonos...
Dejaste de llorar (lo recuerdo tan bien, que maldigo mi memoria) y me preguntaste dónde. Dije que no importaba donde, estaba dispuesto a hacer que estuvieras bien fuera como fuera.
Ahora que lo pienso, estoy seguro que lo hubiese hecho. Que te hubiese llevado adonde fuera con tal de verte feliz, tranquila. Eso hubiese hecho yo. ¿Pero tú? ¿Qué hubieses hecho tú por mi? Nunca lo sabré...
No sé si hubieses hecho algo parecido o si alguna vez lo llegaste a pensar. Sólo se deshacen del problema cuando no saben qué hacer con él. Es así de simple.
A veces quiero irme de aquí. Nadie lo notaría nunca.
sábado, 11 de abril de 2009
Aplastado por mi mismo
Miro el celular que tenía antes, pequeño, frágil y quebrado. En la parte de arriba está con una grieta. Sé cómo se la hice. Fue fácil.
Fue hace tiempo. Ese día llegué desesperado. Quería que me llamaras, que te preocuparas de mi, que me preguntaras cómo estaba. Era obseso. Pobre de mi, lo pienso y me da lástima. En fin. Estaba solo en mi casa y veía mi celular. Y veía como el maldito, que tantas veces había recibido tus mensajes, tus llamadas, que era una extensión de tu cariño y de ti misma ya no emitía sonido alguno, tanto así que era solamente una pieza de plástico entre mis cosas.
Lo tomé y lo aprisioné con rabia, como estrujándole algún tipo de llamada, un mensaje que el mezquino no haya querido darme, algo que necesitaba imperiosamente de ti, tu voz, tus letras, tus escritos... nada. Lo apreté y lo tiré contra la puerta. Luego lo volví a patear por el suelo y lo arrastré... hasta que lo aplasté y presioné fuerte con el pie y sentí que se quebraba y pensé que lo destruiría. Sonó un sordo crack, lo dejé ahí, me acosté y lloré.
Eso pasó hace mucho tiempo. Ese aparato aún sigue funcionando. Es como mi corazón, que también pasó por el mismo proceso, pero sigue ahí. Ahora no es mio el celular, pero sigue bien a pesar de todo. Igual que mi corazón.
En ese celular recibí tus mensajes, tus llamadas madrugadoras en donde hablabamos o chateabamos por horas. Nadie más ha hecho eso por mi. Nadie más...
Hay veces en que deseo leer un te quiero...
jueves, 9 de abril de 2009
En Semana Santa
Siempre en Semana Santa generalmente hago una sola cosa: Miro al techo y pienso. Trato de ser lo menos catastrófico posible en mis pensamientos, así que reflexiono desde la inmortalidad del cangrejo hasta la soledad sempiterna que me toca.
Como es costumbre, luego de eso me pongo a ver estas películas religiosas que dan por TV, si es que dan alguna interesante, si no, no. Ni el PC prendo, cero contacto con esa "falsa realidad" que se escribe en Face o en MSN, no tengo paciencia para eso. Sólo sonrío y me dejo llevar por el show... pero esta semana no.
También disfruto de unos buenos fritos de zanahoria, los cuales como con gusto en estas fechas anti carnívoras. Pescado siempre como, así que no es novedad para mi.
Pienso en cómo poder hacer la Tesis para por fin titularme y desaparecer. Sólo pienso, luego actúo.
Después de eso, puede que hasta llegue a extrañarte. Ayer te vi. Creo que tú no a mi. No sé. No tengo tiempo de pensar. Creo que hago muchas cosas en Semana Santa.
lunes, 6 de abril de 2009
Ahogado en una calle sin salida
Si hubiese cambiado a tiempo, esto no estaría pasando. No sentiría que cometí un error. No pensaría que todo ha ido cayendo a un abismo irremediable del cual no puedo salir. Siento eso porque veo a mi alrededor la soledad que se acerca cada día más. Es inminente y dolorosa.
Inminente porque no me deja respirar. Simplemente siento que estoy rodeado. Que me ahoga. Deseo conversarlo con alguien y no puedo porque no quieren estar conmigo, porque tienen otras cosas, porque simplemente no están. Eso duele, pero me aguanto porque los entiendo, siempre los entiendo. Me he aguantado. Hasta el punto en que todo se me está yendo a la mierda.
Finjo. Finjo que estoy bien, pero es mentira. Necesito desesperadamente que me escuchen, que me comprendan, que me contengan. Pero no puedo, no debo, no se me permite. Es injusto, también necesito salidas. Necesito oportunidades. Necesito. Y no lo tengo.
Veo como te alejas. Veo como te vas y no vuelves más. Veo como te burlas. Veo como te absorbió el egoísmo. Veo como te devoró la indiferencia. Veo como caminas hacia la nada. Veo como mi vida es solamente mía y si, hoy, me voy de aquí, nadie notará la diferencia.
Siempre será así. El afecto tiene fecha de vencimiento.
viernes, 3 de abril de 2009
Escrito en la Pared
No quiero que me odies por lo que voy a hacer, pero es que no tengo alternativa...
No puedo seguir aquí, así... me duele todo lo que hago y sé que te hago sentir mal... que te hago mal, que soy un problema, que mereces algo mejor... que debes ser feliz, yo importo una mierda y lo sabes, me odias por eso, cierto? me quieres cada día menos por eso, perdóname por no ser perfecto como soñaste que sería, que sería especial como alguna vez me susurraste al oído, soy como todos, peor...
Y me doy lástima al escribir esto y me doy pena al sentir esto y no sé cómo detenerlo, solamente puedo hacerlo matándome, es la única opción que me queda para no ver más tu cuerpo y pensar que alguna vez fue mio... No me mires así, no me leas así, no me huelas así. No se puede.....................................................
No puedo seguir aquí, así... me duele todo lo que hago y sé que te hago sentir mal... que te hago mal, que soy un problema, que mereces algo mejor... que debes ser feliz, yo importo una mierda y lo sabes, me odias por eso, cierto? me quieres cada día menos por eso, perdóname por no ser perfecto como soñaste que sería, que sería especial como alguna vez me susurraste al oído, soy como todos, peor...
Y me doy lástima al escribir esto y me doy pena al sentir esto y no sé cómo detenerlo, solamente puedo hacerlo matándome, es la única opción que me queda para no ver más tu cuerpo y pensar que alguna vez fue mio... No me mires así, no me leas así, no me huelas así. No se puede.....................................................
Leía en la pared escrito (en principio pensamos) con sangre, una especie de epílogo de alguien que sufría. El cuerpo del individuo estaba inmediatamente debajo del escrito. No tenía signos de cortes, ni ematomas, ni golpes. A priori se puede establecer que la persona se intoxicó con alguna especie de ansiolítico o barbitúrico.
No es así. Según el forense, la persona está limpia. Tiene lágrimas secas en sus ojos. Murió de pena. Primera vez que me estremezco pensando en algo así.
Pasa una mujer por fuera de la escena. Es menuda, bonita. Mira de reojo. Se inmoviliza un instante. Piensa en entrar, yo pienso en hacerla entrar, seguro que algo sabe. Pero se va y yo salgo a buscarla, se desvaneció. Estoy seguro que iba llorando.
No lo odies. Murió de pena. A veces odio mi trabajo.
miércoles, 1 de abril de 2009
Prozac - Cap 8
Hablamos un rato. Primera vez en muchos años que le pongo atención específica a las weas que me dice una mujer. O por lo menos sopeso en cierta medida lo que dice. Anteriormente y de forma usual, hubiese seguido fingiendo que me interesaba en lo más mínimo su conversación y pediría en mi mente un vaso con agua para poder tomarme las pastillas que más rápido me dejen pensando en cómo follarla para que se calle la boca.
Quedamos en juntarnos el día siguiente en un Bar X en un horario X. La mitad del plan estaba listo. Ella iría. Seguro iría. Jamás acuerda nada si sabe que no puede concretarlo. Eso me gusta. Siempre está eso de decir una cosa primero y salir con otra cosa después. Es que hay mierdas que piensan que el tiempo se los debemos a ellos. Mientras reflexionaba en eso y en qué condones comprar que no me aprieten el miembro, problemas típicos de tenerlo grueso, anotaba en un papel el lugar, la hora y dibujaba un triángulo grueso de color azul, gracias a mi pluma Cross.
Cortamos el teléfono. No puedo dejar de decir que se notaba sorprendida y hasta un poco ansiosa por saber qué deseaba de ella luego de tantos años. Sigo deseando lo mismo de siempre. Eso no puede cambiar de un momento a otro. Le dejé la duda y eso es lo importante. Por ahora, he pensado demasiado en otra persona que no sea yo. Es momento de abstraerme de la realidad, tal como ella lleva haciéndolo durante todo el tiempo que sé de su existencia.
Así que, me recuesto y sin ganas de hacer nada más hasta el día siguiente, me duermo. Lo logro gracias a la combinación de pastillas que tomo, porque si no, me dormiría pensando en matar a cada imbécil que se cruza por mi camino, cosa que es moralmente inaplicable pero normalmente pensado dentro del mundo en que vivo.
Despierto y me doy cuenta que son recién las 6 de la mañana, reviso bien mi reloj Orient de oro blanco que jamás se atrasa. Me levanto y decido bañarme, vestirme y luego recostarme y dormir hasta las 9. Que la oficina se vaya al verdadero carajo. En eso llaman a la puerta. Mi secretaria.
Obligado a pegarme un polvo. Y si se me apetece, un par. La weona viene empepada. Le dije que me calentaba. Tal vez y sea cierto.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)