jueves, 14 de octubre de 2010

No se acuerda ni se acordará

Me hace reír el sólo hecho de que yo sí recuerde y ella, no.

Me hace sentir melancólico el sólo hecho de sentir que no estás en mi mente. Ni yo en la tuya.

No sé ni siquiera para qué intenté tantas veces que nos vieramos, que nos juntaramos o saber de ti... aunque fuera un poco. Tú con suerte recuerdas mis dos apellidos.

Qué manera de perder el tiempo y neuronas contigo, tus recuerdos y el poco cariño que decías tenerme...

miércoles, 13 de octubre de 2010

Me la imaginé

Te ha pasado que te imaginas a las personas más que conocerlas realmente?

Eso me pasa a menudo. Imagino que eras tierna, imagino que eras fiel, imagino que no me mentías, imagino que eras incondicional, imagino que te darías cuenta de a quién tenías al lado. Nada de eso pasó. De hecho, creo que pasaron todo lo contrario: Eras fría, inexistente, casi un flash.

Y por sobre todo, no valorabas nada. Eso, en el peor de los casos. En el mejor... todo eso me encantaba. Y era ciego. Y me seguía imaginando cosas. Es mejor imaginarte que sentir que no exististe jamás.

martes, 12 de octubre de 2010

Deseos internos

Estabas escondida detrás del teléfono, balbuceando incoherencias. Tu vida se estaba llendo al carajo solamente porque en tu pequeña mente enferma así pensabas que debía ser. En cambio yo, al otro lado, preocupado de que fueras (una vez más) a causarte un daño del cual te arrepentirías, solamente pensaba en que no querías vivir más y me dolía... tan poco era lo que habíamos vivido?

Eso no importaba nada, sobre todo si había una gillete entre tú y tus brazos, piernas o cuello. Era lo único que pensaba mientras corría a ir a verte. Me detuviste. Me dijiste que era tarde. Que lo deseabas y lo hiciste. Te estabas desangrando.

Fue lo único coherente que pude escuchar antes de tu último respiro. Te mataste. Y querías que estuviera en primera fila.

Creo que tengo que aprender a elegir de ahora en adelante...

lunes, 11 de octubre de 2010

No querías esto

Te pillé. Sabía que me habías mentido. Me dijiste que era el único. Pero la realidad, era que cada vez que peleabamos, cada vez que no resultaba algo entre nosotros... te ibas a verlo.

Luego, cuando terminamos, lo seguiste viendo, como el único imbécil que te soportaba. Incluso, si deseabas hablar conmigo llegabas con él de la mano y lo dejabas antes que yo lo viera. Así de bajo llegaste.

No querías esto?, no querías que lo supiera?, que supiera que le hacías regalos caros, que salías con él a ver esas películas que decías que NO TE GUSTABAN!!!, que tú misma me dijiste que NO TE GUSTABAN!!!!

Me mentiste una y otra y otra vez sin ninguna puta compasión. Lo presentaste sin problemas en tu casa mientras que conmigo hasta vernos era a escondidas.

A mi me NEGASTE MIL VECES. A él... no tuviste ese problema, cierto?

Sí. Me odiabas, asumelo. No. Peor aún. Te era indiferente. Me usaste mientras nadie más, absolutamente nadie más te quería ni te consolaba... sólo yo...

Eso fui... un maldito acompañamiento. Gracias por mentirme, gracias por oculatarme cosas.

Gracias por NADA.

domingo, 10 de octubre de 2010

Esos días

Simplemente me puse a recordar los días en que sí fui feliz contigo. No fueron pocos y los recuerdo todos. Más que nada, porque no ha habido nadie que haya logrado lo mismo conmigo. Ni siquiera con... no. Nada. Aunque lo busque.

Ese día en que fui a buscarte a la Estación es uno de los que más recuerdo. Me estabas esperando sentada y mirabas quienes subían las escaleras por si venía yo. Habías estado enferma y no nos habíamos visto hace días. y tu abrazo fue tan sincero, tan fuerte y tan tierno... sobre todo si hubieses visto tu cara. Realmente querías verme.

Eso ya me hacía feliz.

Luego, solamente caminamos. No tenía otro plan que verte, saber de ti y estar contigo. Y así fue. Hasta que llegamos al Museo. Justo, sin que fuera el destino quien lo decidiera, había un especial de ................, justo lo que más te gustaba. Eras como una niña pequeña (parte de lo que me encantaba de ti), eras feliz, como si hubiese sido una sorpresa... pero fue el destino el que me quiso dar una mano esa tarde.

Y se nos hizo la noche.

Luego, nos sentamos en un banco cerca del parque a conversar más y más. Se me hacía tarde, pero no quería dejarte. Tampoco tú querías, pero pensaste primero en mis responsabilidades antes que otra cosa.

Tierno de tu parte.

Luego el viaje en el Metro fue aún más especial. Tierno, suave... íbamos tan abrazados como nadie. Seguí mi camino, como la persona más feliz sobre la maldita Tierra.

Y nadie, te juro, nadie ha hecho nada tan simple pero especial como tú: acompañarme. Sin ningún puto pero. Sólo estar ahí y ser tú.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Reemplazables

Hoy me puse a ver muchas series. Y, casualmente, en un par de ellas se trató una misma frase: "Todos somos reemplazables". Las cosas de la vida. Y me quedó dando vueltas la situación...

O sea, cuando alguien se va de tu vida, facilmente llega otra persona y toma su lugar. Y hará exactamente lo que hacía la otra, sea lo que sea eso. Apoyo, amor, comprensión, lo que sea... No creo que sea tan así. Tal vez la gente que no valía mucho la pena o que simplemente estaba de paso en tu vida, puede que sea reemplazable. Las personas que realmente no estaban tan ligadas, tan cercanas, tan unidas a ti. Esas, quizás...

Pero, las que de verdad significaron algo en tu vida, las que fueron importantes, las que lo serán siempre, las que tienen un estilo propio quen solamente en tu vida pueden caber... esas... esas nunca podrán ser reemplazadas, ni cambiadas, ni sustituidas... jamás. Son personas invaluables.

Así debería ser, al menos... lo que es yo, sé que soy totalmente reemplazable y muchas veces lo he sido... otras, nunca lo sabré... sólo tú lo sabes. Sería bueno que me lo dijeras al menos.

martes, 5 de octubre de 2010

No alcancé a decirte nada.

Te imaginas que un día no amaneciera o simplemente no volvieras a verme porque el destino quiso que la vida llegara a ese final. Qué me dirías?

Nada, seguirías ene se juego sin fin del silencio que te caracteriza. Ni siquiera pena habría...

Qué como lo sé?, porque sé cuando un corazón está congelado, eso siempre se nota cuando te habla, cuando te ignora, incluso, cuando intenta quererte...

Piensa entonces si ésta fuera la última vez en que me ves, en que puedes decirme algo... qué dirías?, qué pensarías de mi? Tal vez, nada... simplemente no alcanzarías siquiera a pensarlo...

lunes, 4 de octubre de 2010