El otro día, en una conversación en un bar, sonó una canción. No importa qué canción. Pero la persona con la que hablaba se quedó muda de repente. La canción la mató. Le recordó su primer amor.
Su primer amor.
Allí le dije que tenía la canción que me recordaba a mi primer amor guardada en un DVD de respaldo, pero que no la tenía en mi PC actualmente. Y no la escuchaba desde que me dejó. Años. Muchos años. Y ahora hago el desafío de escucharla mientras escribo esto. Y la recuerdo tal cual es, su voz, sus manos, sus labios, sus ojos...
Todo. Y me da pena que jamás la volveré a ver en mi vida, nunca volveré a escuchar su voz cantándola y diciéndome que me quería. Nunca más.
Pensé que era el único que recordaba estas cosas o era así de tonto. Ahí es donde me corrigieron. No es tonto, eso quiere decir que realmente fue importante para ti, que no había nada más. Que siempre estará en tus recuerdos.
Siempre. Porque son recuerdos valiosos. Esas canciones, son tus más firmes recuerdos.
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