martes, 3 de junio de 2008

Merecimiento


Cuando interactúas con diversas personas, muchas veces no te llevas bien con todas. Hay otras evidentemente con las cuales logras crear una buena relación. Y las otras, son tu familia. El cariño de familia nace y es mutuo siempre. No se construye, generalmente siempre existe.

No se gana, se hereda, podríamos decir. Por llevar la misma sangre que tus hermanos, tu madre o padre tienes merecido su cariño. Merecido. Siempre te perdonan todo. Eso parece, por lo menos es lo que todos desearíamos. Pero a veces la familia no puede estar aguantando ciertas situaciones que son imposibles de sostener y llega el momento de no perdonar.

Y eso debe doler, porque ese amor por el cual no hiciste nada para ganartelo lo pierdes en un pequeño instante. Entonces comienzas a valorarlo, a valorarlo cada vez más y más y más. ¿Merecías ese cariño? ¿Merecías esa incondición sentimental?

Es como cuando tienes una tierra. La tienes y ya. Luego tú debes ser el que se encargue de hacerla tuya en un 100%. Porque el amor de familia nunca se acaba, siempre existe, aunque se dañe.

Lo que es diferente, es el cariño fraternal con los demás que te rodean. Ese sí que es más difícil de mantener y más fácil de cuestionar. Eso es por lo menos lo que he escuchado.

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