Esas miradas, esas preguntas. Definitivamente pensé que te gustaba. En medio de esa maldita tormenta pensé que querías tener algo. Me mirabas con ganas de que no fuéramos amigos, me hacías preguntas comprometedoras, querías saber si algo podía pasar.
Por eso jugué. Por eso me arriesgué. Pero llegó el temor. Siempre has tenido miedo, de mi? o de que te gustara tanto que no pudieras remediarlo... nunca me dijiste que te gustaba. Pero lo intuí. Con tus besos y tus caricias, lo adiviné.
Pero no.
Tuviste miedo de quererme demasiado. De que estuviéramos juntos y finalmente nos separáramos y nos pelearamos y nunca más nos vieramos... y al final me botaste... a alguien que estaba dispuesto a quererte tal cual eras y estar para ti siempre.
Cómo pudiste no haberte dado cuenta de que esto podía pasar... te quiero todavía. Pero ya no sé cuanto...
Por eso jugué. Por eso me arriesgué. Pero llegó el temor. Siempre has tenido miedo, de mi? o de que te gustara tanto que no pudieras remediarlo... nunca me dijiste que te gustaba. Pero lo intuí. Con tus besos y tus caricias, lo adiviné.
Pero no.
Tuviste miedo de quererme demasiado. De que estuviéramos juntos y finalmente nos separáramos y nos pelearamos y nunca más nos vieramos... y al final me botaste... a alguien que estaba dispuesto a quererte tal cual eras y estar para ti siempre.
Cómo pudiste no haberte dado cuenta de que esto podía pasar... te quiero todavía. Pero ya no sé cuanto...
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