viernes, 5 de febrero de 2010

Viaje por pequeño que sea, es viaje


Bookmark and Share
Me llamaste, luego de una pequeña discusión que tuvimos por MSN. Cosas que suelen suceder. Me decías llorando que no aguantabas más los problemas que tenías, que debías disimular para que nadie se diera cuenta. Nadie ni siquiera insinuara que de verdad existían.

Llorabas desconsoladamente. Era fuerte escucharte. No podías ni siquiera respirar bien. Entonces, lo decidí. Te dije que nos fueramos lejos, lo más lejos posible. Que nadie nos podría detener. Que tenía plata guardada y que nos escaparamos unos días, juntos...

Entre sollozos solamente supiste decirme: "en serio?", de la forma más tierna posible...

Te dije que nos juntaramos al día siguiente, en la mañana temprano en el terminal. Así, los dos nos iríamos lejos una semana. La plata alcanzaba de más. A parte, teníamos donde quedarnos. Todo no podía salir más que perfecto.

Y así fue.

Nos desaparecimos una semana de la vida. Éramos solamente tú y yo. Solos, en ese departamento que daba a la playa. Los dos. Salíamos, nos divertíamos. Cuando hacíamos el amor, me mirabas con ojos llorosos, sin poder creer que hayamos dejado todo, aunque sea un pequeño momento. Y me decías al oído que me amabas...

"Me amabas..."

Ya estabas mejor. Y un día paseando por la playa me abrzaste fuerte y me dijiste que nunca me dejarías... te dije lo mismo...

Cuán equivocados estabamos... no lo crees? Todo es tan volatil, nada es para siempre... aunque uno lo quiera así... nada lo es... Pero eso no quita que hayamos sido felices esa semana, porque lo fuimos y mucho y si me lo volvieras a pedir, lo volvería a dejar todo por ti...

Absolutamente todo. Y a todos.

No hay comentarios.: