viernes, 31 de diciembre de 2010

2010

Se acabó. Un año que no me dejó planear muy bien las cosas. Sobre todo por el accidente que tuve en enero pasado. Eso me mató más de 2 meses y aún tengo secuelas. Creo que la cojera no es fácil de superar...

Lo que pasó, me demostró que pocas son las personas que realmente se preocupan. Otras, ni siquiera estuvieron ahí. Fuera de eso, conocí, sin esperarlo, a algunos apoyos que me sirvieron para seguir adelante, ante algo que muchas veces se me escapaba de las manos.

Luego, las cosas solamente se dieron porque sí. Nada, absolutamente nada nuevo bajo el Sol. Solamente que el trabajo, en los últimos meses comenzó a ponerse más divertido. No por lo que hago, para nada, si no por los beneficios que trae. Quise mejorar las condiciones. Logré cosas, pero al parecer no las suficientes. Y en eso estoy (aún). Algo que puede que cambie radicalmente...

Todas esas decisiones no las tomé con apoyo de nadie. Solo. Como hace tiempo no lo hacía. No necesitaba a nadie imperiosamente para resolver mis problemas, las cosas estaban saliendo solas. Ya no necesitaba que estuviera ahí...

Y me fui ensimismando en la soledad. Al final, solamente existía yo. No desde un punto de vista egoísta, todo lo contrario. Fue el hecho de que ya nada me rodeara. Y eso, no lo planee...

Así de raro se fue desarrollando el año. Hubo tranquilidad, estabilidad, pero siempre recuerdos, los qué tal sí y cosas parecidas que no te dejan ser al 100%...

Y personas que van y vuelven...

Cosas buenas hubieron, sin duda. Pero la mayoría de las veces, la rutina las consumía. Eso no lo quiero. Vade retro, rutina! Eso quizás cambie tarde o temprano. Es por eso que pienso planear mejor las cosas para el año venidero. Acabar con la soledad, reafirmar situaciones, volver más firmes y definitivas mis decisiones y jugarmela por mi. Ya no por lo que desee rodearme.

Así debe ser.

jueves, 30 de diciembre de 2010

Cambio de dirección

Pensé que al final, mis planes de crecimiento iban bien. Todo estable, todo de a poco. Pero, creo que no era así. Cuando uno se entera de ciertas situaciones, hay que tomarlas en serio y actuar, aunque modifique mis planes abruptamente. Eso haré.

No me queda más remedio que ver si encuentro una solución o simplemente cambiar todo. Fue inesperado, tal vez hasta fuerte. Pero lo bueno, es que podré actuar y fue tan inesperado!

Qué diablos. Al final del día, me encantan los desafíos así...

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Sólo una cosa me gustaría...

Que todo empezara de nuevo. Jugarmela. Perder. Superarlo. Seguir...

Sí, es más de una cosa. Pero todo va relacionado! Quisiera que las cosas fueran así, como las imagino... que hayan sido así, que eso estuviera pasando. Pero no siempre se puede tener lo que se quiere. Sobre todo, si se toman decisiones estúpidas que pueden afectar tus deseos fuertemente... Como generalmente me pasa...

Ojalá las cosas resulten mejor de ahora en adelante. Cuando todo, todo... olvidalo.

martes, 28 de diciembre de 2010

Sin Ayuda...

Sin pensarlo siquiera, alguien quiso ayudarme. A que viera lo evidente, a que me diera cuenta de que me hace mal. Me desestabiliza.

"Nunca te verá de otra forma, aléjala de ti"

Eso fue lo que me decían. Pero yo quería llevar las cosas de otra forma, aún con esperanza, aunque fuera mínima, aunque en realidad las cosas jamás llegaran a buen puerto, aunque finalmente no sacara nada con intentarlo siquiera. Quería hacer las cosas sin ayuda...

Pero siempre escucho los consejos. Si te los dan, por algo será... tal vez. Ella no lo hace de mala intención, sentí sinceridad en sus palabras. Pero quiero ver esto por mi forma.

Sufriré ante la verdad que ya conozco. Así deben ser las cosas. Lo merezco. Por dejar que las cosas llegaran hasta este punto... por dejar que mi corazón haga lo que quiera... por eso lo merezco.

Debe de ser así. Como van las cosas. Sin ayuda. Sin ayuda de nadie.

Gracias de todas formas...

lunes, 27 de diciembre de 2010

Malditos Sueños

Soñé una vez más con ella. No la vi, no la pude ver. Pero la sentí. Ese sentimiento que a la larga, me deja pensando en la nostalgia. El sueño era extraño, rozando lo bizarro. A pesar de eso, era creíble. Raro.

Era un mail tuyo. Me mandabas un mail. Que me parecería raro que te comunicaras conmigo, pero que me necesitabas. Querías mi ayuda. Y allí debía estar para ti.

Comencé a buscarte por un pasillo grande, largo... y nunca llegué a ti. Hasta que, como la vida real, simplemente desperté. Ya no estabas. La verdad, nunca estuviste: En mis recuerdos, allí siempre estás y en mis sueños también porque, fuera de todo, siempre te recordaré, aunque sea un momento pequeño en tu vida... aunque sea un instante cada 100 años...

domingo, 26 de diciembre de 2010

Quisiera decirle...

Un pequeño saludo. Solamente para saber cómo está. Pero, no debo hacerlo. Es algo que debería tener asumido. Ella no quiere saber si quiera de mi existencia. Es más, ya no sabe quién soy realmente... Para qué volverla a traer a mi vida sin necesidad...

Ella no quiere, yo tampoco debería querer. El único recuerdo que tiene de mi es más bien vago. No fui importante en su vida. Para nada.

Lo sé, lo siento.

Es lo único que me duele más de todo esto al final del día. Que no haya podido lograr ser alguien importante en su vida, tanto o casi tanto como ella para mi. Eso me duele. Pero lo dejo pasar, como solamente puedo dejar pasar las cosas que ya no son de mi incumbencia. Esta es una de ellas. No puedo pelear por eso.

Así es la vida.

Olvidé hablarle. Seguro, esta semana volveré a olvidarlo. Es mejor así. Que siga sin recordar que alguna vez existí.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Prozac - Cap. 20 (FINAL) (Re-Publicación)

Llegué a la oficina a la misma hora de siempre. La gran diferencia, era a lo que iba. Renuncié. Le dije al pelotudo de mi jefe, que no era más que un maricón, así que podía meterse su mierda de negocio por la raja, preferentemente ayudado por su asistente, el cual era gay y le tenía ganas hace tiempo.

Se lo dije tan bajo que parece que lo único que escuchó fue la parte de mi renuncia y se despidió afectuosamente, preguntándome cuándo me iba.

Ahora, hijo de puta. Lo último, al parecer, tampoco lo escuchó o se hizo el tarado.
Me iban a hacer despedida los muy envidiosos hijos de la gran puta. Que se vayan al carajo, para lo poco que recibo fue bastante lo que les di. A algunas, les di mucho más, de hecho.
De ahí, la última cita.

Hace años no entraba a ese parque. Era como siempre. Poca gente, muchas parejas. Esto último, apestante... sobre todo por el hecho que las mismas no se conforman con pasear, conversar, reír y entre medio besarse. Si no que de frentón, tirar.

Hijos de la más malsana, chupapijas y puta del mundo.

Me senté en ese asiento al lado de los negocios principales que tantas veces había visto y esperé. Siempre tengo que esperar, si no se trataba de la muerta que era más puntual.
3,2,1...

Llegó con su cara de apuro, de hastío. Pero feliz de verme. Alguien feliz de verme. Curioso.

-Tanto tiempo...

-Demasiado...

Conversamos muchas horas sentados ahí. Le conté que había renunciado, entre medio balbucié de mis sadismos sexuales acostumbrados, etc.

Ella me decía que estaba casada (mira tú) y que quería formar familia, pero aún no, ya que le gustaba lo que estaba haciendo. Sinceramente, no logré entenderle qué chucha hacía. Debe ser porque no me cabía en la cabeza que fuera feliz.

Después de haberla conocido cómo era.

Siempre fue triste, solitaria, melancólica, tímida, llorona, callada. A la vez que enferma. Me agradaba. Por eso me acerqué a ella y sentí cosas por ella.

La última mujer por la que sentí algo. Te imaginarás que la conocí después que al cadáver.
Yo sacaba lo gracioso de ella. También, veía como finalmente era bastante audaz, pero reservada.

Y también supe lo que era un beso.

Uno tierno, sincero. Uno humano, más bien.

Pero, un día, fin. Todo acabó. Se desapareció. De hecho, la semana que le di un beso. Se puso roja, de todos colores en realidad y huyó. No la vi más, ni supe de ella. No admitir y esas estupideces incluídas.

Sin embargo, la perdoné por nunca decirme nada. Total, tuve la culpa, la personalidad de la tipa era así, no podía esperar más.

Aunque si arrancaba pa un beso, una cacha imaginate...

Ahora resulta que está casada. Y me contactó para pedirme disculpas. Me dijo que siempre pensó que el feliz era yo y que qué me hizo cambiar tanto...

Me quedé callado cinco largos minutos, pero no incómodos, solamente largos. Le dije que no pude ser feliz por el rechazo. Por el dolor. Por el mal ojo. Por el dolor. Por el deseo. Por la maldad. Por el dolor. Por las pastillas. Por querer mucho. Por dar poco. Por recibir nada. Por el dolor. Por la desesperación putrefacta de sentir ser un ser sucio que no merece la felicidad porque la soledad es mucho más simple. Porque le hago daño a la gente. Por no merecer esto. Por ser un tirao a gente. Por el dolor. Por ella.

Por ella. Por ella. Por ella. Por ella. Por ella. Por ella.

Por el dolor.

Me paré, me fui corriendo. Ella me trató de alcanzar y entonces...

Subí a mi auto y me gritó de lejos:

-Siempre te amé. Nunca olvides eso. Perdóname...

Y aceleré. Nadie, nunca JAMÁS me ha dicho te amo. Llegué a mi casa aborreciendo mis putas decisiones, tomé un cuchillo, me corté la yugular con el cuchillo más filoso de mi casa de manera tan profunda que no hubiera la menor posibilidad de salvarme... me tendí en la cama, me desangré y dejé de ser una molestía para la muerta, que solamente pensó que era una persona madura y por eso se metió conmigo, pero se metió con un pendejo que jamás pudo entender a una enferma y que luego se folló a medio Santiago buscando el sabor de su entre pierna sin un "te quiero" de vuelta, que besó a una amiga que era tímida y vulnerable y que le hizo daño hoy en la tarde, ella solamente quería verme, murió, basta, se acabó...

Este remedo de ser humano que apesta de manera subcutánea se va. Pierdo la conciencia. No siento nada. No escucho nada. No huelo nada. Dejo de respirar.

Mierda. Cuanto necesito un prozac ahora.

FIN

martes, 21 de diciembre de 2010

Prozac - Cap. 19 (Re-Publicación)

No quería levantarme de la cama. Estaba mirando hacia el techo, buscando la mejor forma de terminar dopado. Hice un cóctel de pastillas tan grande para igualar lo que hacías tú, (sí, tú, la muerta) que solamente veía estrellas que daban vuelta a mi alrededor. Y yo mismo daba vueltas. Esta mierda no iba a acabar nunca, jamás.

Hasta que sonó mi BlackBerry. Puto teléfono, no era cómo me imaginaba. Si tuviera realmente ganas imperiosas de vivir, juro que me compraría cualquier otra mierda. Mala gráfica y delicados por todos lados, sobre todo en sus bordes, lo que hace que se vuelva más difícil cuidar a uno de estos que a un iPod Touch lo que ya es bastante qué decir.

Tomé el aparato y era una amiga. Antigua amiga. Ex amiga. Sí, suena extraño, pero era de las pocas mujeres a las que llamaba "amiga". Debe ser porque en su momento me rechazó y no nos vimos nunca más. Y eso me inspiró para abordar a las mujeres con el propósito de follar más que agradarles. Las dos cosas no van de la mano.

¿Porqué chucha me llama?, ¿debí haber cambiado mi número cuando pude?, ¿podré contestar sin decir "quiero morderte una mejilla para luego salpicar tu sangre en mi muralla" mientras le hablo?, y lo más importante, ¿qué quiere de mi?

-¿Aló? XXXXXX, cómo estás?, te debe extrañar que te llame...

-Sí, bastante tiempo. Pensé que para ti era un cerdo que sólo pensaba en vaginas y clítoris. Algo así me dijiste.

-Te llamaba para otra cosa. Si no estás muy ocupado.

-No, solamente me manoseaba la entrepierna mientras miraba al techo. Lo usual de un día domingo. Así que dime.

-Quería que nos juntaramos, si es que puedes...

(Juntarnos, si ni siquiera cuando éramos chicos esta mina quería juntarse conmigo, era yo el interesado en verla. Qué carajo quiere de mi)

-Déjame revisar mi agenda... esperame...

Tomo un frasco de prozac y veo que le queda un par de pastillas dentro. Busco un vaso de agua, siempre me dijiste que dejara uno al lado del velador y confort, sí, confort para limpiarte cuando te follaba y te dejaba tan húmeda...

Me da una arcada, pero es pequeña.

Tomo el vaso, le pongo agua, tomo pastillas y tomo el teléfono...:

-Claro que puedo cualquier día de la semana. Dime a qué hora y dónde.

-Juntemonos en el parque de siempre, de seguro lo recuerdas...

-Mmm, claro. Pero, dime si no fuera molestia que te pregunte... ¿qué quieres de mi?

-Conversemos de la vida. Creo que me hace falta un... ya sabes, viejo amigo...

(Eso es y será. Pero no me importa, puedo perder horas etéreas con cualquier persona. Si no es eso, es volarme, jalar, curarme o empastillarme)

-Bien. Mañana entonces, a las 3.

-Perfecto.

-Bien.

-Nos vemos XXXXXX... oye... ja, me reconociste la voz...

-Tu voz es lo último que olvidaría...

-Tonto. Hasta mañana...

Corté y lloré como un pendejo. Como si mañana fuera a ser el último día de mi vida...