domingo, 28 de febrero de 2010

Terremoto en Chile

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Pequeños paréntesis para reflexionar. Soy chileno y también sufrí, en la capital de la ciudad, lo que fue este terrible terremoto. Solamente me queda enviar fuerza a todos quienes me rodean y también a aquellos que pasan por un mal momento...

Y pensar que a muchos se nos pasó la vida en un segundo. Yo ya me había resignado, gracias a Dios, las cosas salieron bien.

Espero estén todos bien, aunque no sé mucho debido a que las comunicaciones siguen magras. En fin...

Los avatáres de la naturaleza, dicen... Fuerza Chile!

viernes, 26 de febrero de 2010

Si me dijeras la verdad...

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Si me dijeras la verdad podría ayudarte, te decía mientras llorabas sin parar esa tarde. Solamente, seguías llorando. No sabía que pasaba, no sabía cómo diablos entenderte y lo peor... me sentía ridículo.

Ridículo porque debo ser de las pocas personas que se preocupa tanto, pero que al final lo hace por puros vanos. Nunca me pasa nada, no te preocupes, olvídalo, son las respuestas típicas que siempre recibo. Y al final del día, nunca entiendo nada. Eso es injusto.

Demasiado.

Y seguías llorando y yo sin saber porqué mierda seguías llorando. Solamente no parabas de sollozar. No me quedó otra que abrazarte mientras se te pasaba, pensando en lo patética de la situación y como todos pasaban alrededor, de un lado hacia otro. Maldita universidad, a veces está llena...

Cuando necesito que esté vacía.

Al final te fuiste quedando en silencia y por fin, como a la Chilindrina en el Chavo, te pregunté que qué pasaba...:

Me pegó. Ese maricón me pegó.

Ahora sí que me sentí patético...

miércoles, 24 de febrero de 2010

El yin y el yang...


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Íbamos pensando en cualquier cosa, menos en filosofías extrañas, pasando un día más que agradable. Demasiado bueno en todo caso. De pronto, viste una librería y quisiste entrar... no sé porqué, de repente te daban esos impulsos, era cosa de seguirte lo que me costaba. Así que lo hice.

Entraste y como niña de 8-9 años, empezaste a darte vueltas por todos lados. Buscando no sé qué libro, pero buscando algo, definitivamente. O solamente era tu ansia de curiosear que tenías, aún no lo sé con certeza...

Mientras, yo también comencé a mirar por todos lados, me encanta leer, así que no me molestaba estar ahí. Todo lo contrario. Aún más si era contigo...

Finalmente, encontraste lo que tanto buscaste y me llamaste, como una hija llama a su padre. Te me acercaste, dando saltitos (si supieras lo graciosa que te veías haciendo eso) y me mostraste un libro. Era un libro sobre el Yin y el Yang... decía algo más o menos así:

El yin y yang es un concepto fundamentado en la dualidad de todo lo existente en el Universo según la filosofía oriental.

Describe las dos fuerzas fundamentales aparentemente opuestas y complementarias, que se encuentran en todas las cosas.


En todo se sigue este patrón: luz/oscuridad, sonido/silencio, calor/frio, movimiento/quietud, vida/muerte, mente/cuerpo, masculino/femenino, etc.

El yin es el principio femenino, la tierra, la oscuridad, la pasividad y la absorción. El yang es el principio masculino, el cielo, la luz, la actividad y la penetración...

Con esas dos últimas frases, me dijiste que tú eras el yin y yo el yang. Y me miraste como queriendo decirme que "ves?, eso somos nosotros, ves, ves?"

Como si el libro lo explicara todo.

Luego, como te pusiste a leer el libro, el dueño de la libreria nos echó. Con razón, pero no lo hizo muy delicadamente. No me di cuenta de eso, pero me tomaste de la mano y nos fuimos. Me lo contaste y te creí.

Nos fuimos. Y de pronto, por una razón estupida que no viene al caso, peleamos. Después de un gran día, peleamos. Nada puede ser perfecto, menos entre el yin y el yang... lo recuerdas, verdad?, porque yo, perfectamente...

lunes, 22 de febrero de 2010

Si lees esto...


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Si lees esto... por favor, dímelo. Todos estos días han sido una basura. Y nadie lo sabe. Me siento solo. Veo a mi alrededor solamente vacíos. Tengo una rutina impuesta por fuerzas superiores a mi que no me dejan ser. Estoy atrapado. Y nadie lo sabe. Ni quiere saberlo. Huyeron despavoridos al saber lo que pasaba. Nunca más supe de nadie...

Nadie...

Y esa gente. Esa gente que solamente se acerca a mi por interés, ha aprovechado estas instancias para ratificarme que solamente soy una pieza de carne para ellos, aves de rapiña que han sabido usarme. Usarme muy bien. Al final, por mi error de dejarlos ser parte de mi, estoy pagando... con rabia y lástima...

Me siento abandonado y solamente me queda aguantarme el dolor, disimularlo, como siempre lo he hecho, se supone que estas son cosas que pasan, que queda poco para recuperarme... eso me lo han dicho la gente que de verdad desea seguir cerca de mi. O la que sabe disimular muy bien...

No tengo a quién contarle nada. Deseo que alguien me pregunte cómo estás?, esté conmigo en esas instancias, me venga a ver... pero no. Por más que veo, no hay nadie.

Como ahora. Si lees esto, por favor consuélame, ayudame, quiereme, no hay nadie...

sábado, 20 de febrero de 2010

Es realista


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Hace unos días, nos vimos. Conversamos mucho rato. De muchas cosas, desde las más triviales, hasta algunas confesiones. Siempre me ha dejado pensativo. De lo uno y de lo otro. De diversas cosas, como si en el fondo me importara lo que me dice. Tal vez sea así.

Tal vez.

Me dice las cosas fríamente. De hecho, sé que es una persona fría, que no le interesa nada más que su propio beneficio, eso es notorio, lo sé. Esa obsesión que tiene consigo misma rebasa los límites de la paciencia, y aún así, me agrada. En el fondo, me agrada bastante.

Me conversa mirándome fijamente, sin perder oportunidad. Al final, me deja marcando ocupado, ya sea por las cosas que me dice como por las que intenta no decirme. Quedo más que confundido. O tal vez, me duele recibir la realidad de golpe.

Tantos "no" seguidos terminan siendo dolorosos supongo.

Lo único bueno, es que es realista. Y me hace pensar en la realidad, más que en la fantasía, donde usualmente termino viviendo a diario, pensando en las cosas que "pueden ser" o que "jamás podrán ser" en vez de las que realmente son o serán.

Me gustó verla porque es realista. Por lo demás, creo que no me gusta mucho su presencia...

viernes, 19 de febrero de 2010

Chato

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Estoy cansado. Aburrido. No puedo más. Han pasado demasiadas cosas. Y no siento el apoyo de nadie. Hay momentos en que me siento realmente solo. Necesito otros apoyos.

Si no fuera por mi familia, por la mierda que estaría solo. Sin su apoyo incondicional y que llega a ser majadero, no podría seguir. Así de simple. Es en estos momentos, en donde paso encerrado en la casa por X motivo, en que necesito a alguien que al menos me pregunte cómo estoy. Pero ni siquiera siento eso. Ya no.

Son pocos. Demasiado pocos. Me gustaría que fueran más. No sé. Tal vez no es eso. Tal vez es normal que me sienta solo en este tipo de circunstancias. Eso me tiene cansado, aburrido, chato...

Pero ya pasará. Y al final, todo esto lo hago por mi y es lo más importante. Aunque sea solo y sin mucho apoyo. Al final del día, yo me sentiré feliz... Eso me motiva a seguir adelante. Te lo aseguro...

jueves, 18 de febrero de 2010

Miro al puto cielo


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Miro al puto cielo, intentando encontrar compañía. Sin esperarlo, se me resecan los ojos y lagrimeo un poco. Esperando que se haga de noche. Las únicas veces en el que el cielo me ha podido dar respuesta a mi soledad.

Soledad de hecho. Y soledad del alma.

Tal vez, si confiara un poco más en el destino, si no fuera porque el destino es cada vez más esquivo, cada vez más difuso, cada vez más incierto. No tengo esperanzas. Esperanzas tácitas. En mi alma, empero, yacen las mismas esperanzas que se confunden con la ilusión y la mentira: la felicidad, la eterna felicidad que espero. Ni siquiera la busco.

Cuando pienso que puedo encontrarla, me doy cuenta que me encuentro bajo el poder de una ilusión, no debo creer en nada ni en nadie (me engaño), pero no es así. No quiero que sea así. Y esos pensamientos nublan mi mente y no sé más que esperar. Esperar nada.

Como ahora, al mirar al cielo y no encontrar respuesta. Absolutamente, ninguna... necesito consuelo y nadie lo sabe...

martes, 16 de febrero de 2010

Sal de ahí


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Llega el jóven acelerando el paso. Debe atavesar la calle, pero eso no le importa, mas sabe que cuanto segundo perdido, ella también podría estarlo. La llamada fue de urgencia. Debía verla. Llegó al departamento y tuvo que subir las escaleras. Ya no estoy pa estos trotes, pensó agitado, mientras esperaba llegar a tiempo.

Casi.

Le abrió la puerta su hermana, la única que la estaba acompañando. Está arriba, corre, le dijo al oído, entre desesperada y amorosa. Sube y escucha los gritos. Esos fuertes gritos que aún le retumban los oídos.

-No lo dejen entrar mierda, me voy a matar!!!, dejenme sola!!!

-Ya llegué, estoy aquí...

En ese momento ve, con estupor, como cierra la puerta fuertemente de un portazo y con tal fuerza que jamás había visto en ella. Solamente alcanzó a ver, sutilmente, las pastillas regadas por el piso y su cara desencajada.

-Hay que sacarla de ahí -le dice a la hermana-, si no, se va a...

-No creo que pasé. No quiero que pase...

-¿Qué mierda fue lo que pasó?, dime, qué pa...

-Se enteró. Que estuvimos juntos. Se enteró...

-¿Le contaste? -mientras respiraba ondo para no gritar y desesperarse-

-Casi, perdóname por favor, es mi hermana!

-*****, abre la puerta!, ***** por favor, abre!

-Nooooooooooooooo, me voy a tomar todas estas pastillas, vai a ver, te gustaba tirarte a mi hermana, ahora vai a ver lo que es verme enferma weón, vai a ver!!!

-¿Qué pastillas?-pregunta inocentemente la hermana, sin saber que es tan fácil conseguirlas en cualquier farmacia-

-Creo que eso no importa ahora. Trataré de derribar la puerta...

El joven comenzó a presionar la puerta. Cuando consiguió abrirla, entre llantos y gritos, encontró a la chica con sangre en los brazos, manos, y algunos pequeños cortes en el cuello y las pastillas regadas en el piso. Al parecer, eran pastillas de Fluoxetina...

La niña tiritaba y solamente decía... ¿porqué? El joven, se acerca, la trata de levantar y ve que los cortes en el cuello eran pequeños, pero los de los brazos y las manos eran más que preocupantes, le pidió a la hermana que llamara a la ambulancia y cuando eso pasó, sucedió lo inesperado.

-Suéltameeeeeeeeeeeeee!!!!!!!!!!!!

Le cortó el brazo al joven. Tendido en el piso por la impresión, se levantó lo más rápido que pudo y vio como la niña lo miraba con pena, con ojos de perdón, mientras corría la sangre en su antebrazo lentamente hacia la alfombra. Gota a gota.

-No quise, por favor, no me odies, no me odies...

Mientras las lágrimas se fundían con la sangre del lugar, el joven no supo qué hacer ni qué decirle. Cerca de la misma cama donde durmió con esa mujer y también con su hermana, sólo atinó a caer de rodillas y llorar... tiernamente, la chica se acercó a él y lo abrazó, llenándolo de sangre, saliva y lágrimas.