martes, 27 de octubre de 2009

Prozac - Cap 19


Bookmark and Share
No quería levantarme de la cama. Estaba mirando hacia el techo, buscando la mejor forma de terminar dopado. Hice un cóctel de pastillas tan grande para igualar lo que hacías tú, (sí, tú, la muerta) que solamente veía estrellas que daban vuelta a mi alrededor. Y yo mismo daba vueltas. Esta mierda no iba a acabar nunca, jamás.

Hasta que sonó mi BlackBerry. Puto teléfono, no era cómo me imaginaba. Si tuviera realmente ganas imperiosas de vivir, juro que me compraría cualquier otra mierda. Mala gráfica y delicados por todos lados, sobre todo en sus bordes, lo que hace que se vuelva más difícil cuidar a uno de estos que a un iPod Touch lo que ya es bastante qué decir.

Tomé el aparato y era una amiga. Antigua amiga. Ex amiga. Sí, suena extraño, pero era de las pocas mujeres a las que llamaba "amiga". Debe ser porque en su momento me rechazó y no nos vimos nunca más. Y eso me inspiró para abordar a las mujeres con el propósito de follar más que agradarles. Las dos cosas no van de la mano.

¿Porqué chucha me llama?, ¿debí haber cambiado mi número cuando pude?, ¿podré contestar sin decir "quiero morderte una mejilla para luego salpicar tu sangre en mi muralla" mientras le hablo?, y lo más importante, ¿qué quiere de mi?

-¿Aló? XXXXXX, cómo estás?, te debe extrañar que te llame...

-Sí, bastante tiempo. Pensé que para ti era un cerdo que sólo pensaba en vaginas y clítoris. Algo así me dijiste.

-Te llamaba para otra cosa. Si no estás muy ocupado.

-No, solamente me manoseaba la entrepierna mientras miraba al techo. Lo usual de un día domingo. Así que dime.

-Quería que nos juntaramos, si es que puedes...

(Juntarnos, si ni siquiera cuando éramos chicos esta mina quería juntarse conmigo, era yo el interesado en verla. Qué carajo quiere de mi)

-Déjame revisar mi agenda... esperame...

Tomo un frasco de prozac y veo que le queda un par de pastillas dentro. Busco un vaso de agua, siempre me dijiste que dejara uno al lado del velador y confort, sí, confort para limpiarte cuando te follaba y te dejaba tan húmeda...

Me da una arcada, pero es pequeña.

Tomo el vaso, le pongo agua, tomo pastillas y tomo el teléfono...:

-Claro que puedo cualquier día de la semana. Dime a qué hora y dónde.

-Juntemonos en el parque de siempre, de seguro lo recuerdas...

-Mmm, claro. Pero, dime si no fuera molestia que te pregunte... ¿qué quieres de mi?

-Conversemos de la vida. Creo que me hace falta un... ya sabes, viejo amigo...

(Eso es y será. Pero no me importa, puedo perder horas etéreas con cualquier persona. Si no es eso, es volarme, jalar, curarme o empastillarme)

-Bien. Mañana entonces, a las 3.

-Perfecto.

-Bien.

-Nos vemos XXXXXX... oye... ja, me reconociste la voz...

-Tu voz es lo último que olvidaría...

-Tonto. Hasta mañana...

Corté y lloré como un pendejo. Como si mañana fuera a ser el último día de mi vida...

domingo, 25 de octubre de 2009

Lejanía y silencio


Bookmark and Share
Sí, la lejanía más el silencio llevan al olvido. A la tranquilidad en algunos casos, en otros a la nostalgia y en la mayoría a la pena.

Como ahora.

No me gusta alejarme, no me gusta silenciarme. Pero muchas veces es necesario. Más que nada porque hay que pensar en la otra persona, la tranquilidad es la madre de las soluciones. Es mejor eso a que se sigan rompiendo relaciones.

Pero, ¿cómo llegas a no decirle nada a alguien que hace tan poco le dijiste "te quiero"? Es complicado saberlo, pero es menos difícil hacerlo.

La lata está en sacrificar tus propios sentimientos por la estabilidad de los demás. Pero esa es harina de otro costal.

jueves, 22 de octubre de 2009

Es súper fácil...



Bookmark and Share
Mira, para perder a alguien lo más rápido posible y que se olvide de ti y de que alguna vez fuiste parte de su vida, lo único que tienes que hacer es lo siguiente:

Ser atadoso y problemático. En extremo, ojalá.

Ser sincero. Siempre.

De vez en cuando, lo cual no es problema, mentir.

Decir te quiero. Ojalá seguido. Eso asusta.

Decir te amo. Eso en casos extremos en que desees desaparición inmediata. Eso espantaría a cualquiera, no crees.

Buscar a la otra persona. Cualquier cosa que sofoque en realidad.

No buscarla. Sí, tampoco se puede dejar de lado así como así...

Llorar frente a la persona. En qué diablos piensas, tienes que ser más fuerte siempre... nunca demuestres debilidad.

Hacerte el rudo.

Ser dependiente.

Pensar que eres poca cosa. Eso sí que espanta a cualquiera.

Ves que es fácil. Es sencillo, rápido... no esperes más y saca de tu vida a quién quieras, porque si sigues así, de seguro seguirás arruinandolo todo, para siempre en tu vida. Para siempre...

miércoles, 21 de octubre de 2009

Soy olvidable. Negable. Odiable. Perfecto


Bookmark and Share
Era todo lo que esperaba, ni más, ni menos. Siempre ha sido así. Doy por sentado, apuesto a ganador de que no existe persona más olvidable que yo.

Eso es fijo.

En todo tipo de situaciones, sobre todo (y de forma ya casi exagerada) en las sentimentales soy solamente parte del momento, parte del consuelo, parte del webeo natural de todas. Sí, la paso bien también. El problema es cuando involucro sentimientos firmes en ello.

Graso error.

Me olvidan, me niegan (en repetidas y emputecedoras situaciones), me odian... termina siendo perfecto. Tal vez por eso la soledad es la única vía en la que puedo explorar un poco más de comprensión.

Pero nada que sea serio.

Debe ser porque llega a ser cargoso alguien que te diga te quiero y eso. Es ese mi mayor error, decir "te quiero"... O también, el hecho de que soy muy enrollado. No es que no vea mis defectos, los vivo a diario. A pesar de eso, duele mucho todo esto.

Pero, como escuché por ahí... el dolor termina siendo un aliado. Después, las cosas comienzan a no afectarte tanto...

Espero sea pronto.

domingo, 18 de octubre de 2009

Me rindo

Bookmark and Share
No quiero más, no sirvo para esto. Déjame en paz, oh maldito sentimiento de dependencia, de querer, de desear ser querido. Basta ya.

Estoy solo, deseo estar solo y morir solo. Y me prepararé para eso. No tiene vuelta, no tiene solución, nada cambia, todo es igual... no existe solución.

No me da para más, renuncio, de ahora en adelante seré simplemente una persona que vive para existir y gastar el oxígeno del resto, nada más haré, me has derrotado, estoy ante ti pidiendo que acabes conmigo...

Que acabes con esta dolorosa vida. Ahora. Ya.

viernes, 16 de octubre de 2009

Te vistes y te vas


Bookmark and Share
Entonces, eso fue todo. Viniste, me dijiste lo mal que estabas, lo necesitada de cariño, afecto, compañía que estabas. Me miraste, lloraste, te acercaste, me abrazaste y me dijiste despacio que nunca habías podido olvidar cuando estuvimos juntos...

Y me besaste... y pensabas que iba a poder resistirme a tu cuerpo, tu olor, tu voz, tus besos, tus manos recorriéndome... no pude, no pude, te tomé, hicimos el amor, desesperado por llegar a ese sabor al que no llegaba hace años, a esas piernas que recorrí, besé, acaricié lentamente, pero con firmeza...

Qué pensabas, en serio, qué mierda pensabas que iba a hacer si estabas ahí, frágil, buscándome, después de tanto tiempo, no hablamos, no nos buscabamos... no pude resistirme a hacerte mía una vez más, cada una más fuerte, vehemente, decidida, que la anterior y estabas caliente, ardiendo, pidiéndome que no te dejara.

Aunque fuera sólo por esa tarde.

Luego te vestiste, te fuiste. No me dijiste nada. Sólo un "gracias por escucharme". Ese fue el premio final. Tu amor, se quedó en mi cama junto a mi piel... fui tuyo, fuiste mía otra vez sin que nada ni nadie lo planeara...

Y sin que se vuelva a repetir, te vistes y te vas.

jueves, 15 de octubre de 2009

La costumbre al dolor


Bookmark and Share
Dicen que finalmente terminas acostumbrándote a las cosas. Que cuando pasan muchas cosas en tu vida, al volver a suceder, ya no te afectan. Y una de esas cosas puede ser el dolor.

Me ha pasado que comienzo a acostumbrarme. Antes, por casi dos años, me levantaba cada mañana con un enorme dolor en el alma. Que era tan grande, tan triste, tan angustiante, que no me dejaba respirar. Pero comenzó a calmarse. Poco a poco.

Ahora, no puedo vivir sin momentos de dolor.

Pero comienzan a ser indoloros. Sin sentido, tanto como rascarse la cara al picarte un mosquito. Cotidianos. Enfermizo, lo sé. También duele.

Siento tener que involucrar muchas veces a personas en este tipo de cosas que nada tienen que ver con mi alma desgarrada y dañada. La vida se encarga de entrelazar situaciones y a veces, no puedo detenerla.

Espero que algún día llegue la sanación final. Ya sea de mi parte (estoy haciendo el esfuerzo, lo prometo), como tuya...

Que así sea.

miércoles, 14 de octubre de 2009

No sé nada


Bookmark and Share
Al final, no sé nada de ti, ni de mi, ni de nosotros, ni de ellos, ni de nadie. Adivino los pasos del dolor como un ciego trata de captar las vibraciones con las que se encuentra: con incertidumbre.

Quisiera adivinar lo que sucede, pero no puedo. Entrar en tu mente y entender lo que sientes, aunque sea por momentos, saber qué piensas de mi, de ti, de nosotros, de ellos...

No espero más que encontrarme con esa fuente de los deseos y pedir, fervorosamente, que algún día logre entrar de lleno en tu alma, comprenderla, quererla, establecerme en ella, ser parte fundamental de la misma, y al mismo modo, que sientas lo mismo contigo.

Pero son cosas que nunca sabré, porque te perdí... tanto como he perdido mi concienca y mi razón...