viernes, 31 de diciembre de 2010

2010

Se acabó. Un año que no me dejó planear muy bien las cosas. Sobre todo por el accidente que tuve en enero pasado. Eso me mató más de 2 meses y aún tengo secuelas. Creo que la cojera no es fácil de superar...

Lo que pasó, me demostró que pocas son las personas que realmente se preocupan. Otras, ni siquiera estuvieron ahí. Fuera de eso, conocí, sin esperarlo, a algunos apoyos que me sirvieron para seguir adelante, ante algo que muchas veces se me escapaba de las manos.

Luego, las cosas solamente se dieron porque sí. Nada, absolutamente nada nuevo bajo el Sol. Solamente que el trabajo, en los últimos meses comenzó a ponerse más divertido. No por lo que hago, para nada, si no por los beneficios que trae. Quise mejorar las condiciones. Logré cosas, pero al parecer no las suficientes. Y en eso estoy (aún). Algo que puede que cambie radicalmente...

Todas esas decisiones no las tomé con apoyo de nadie. Solo. Como hace tiempo no lo hacía. No necesitaba a nadie imperiosamente para resolver mis problemas, las cosas estaban saliendo solas. Ya no necesitaba que estuviera ahí...

Y me fui ensimismando en la soledad. Al final, solamente existía yo. No desde un punto de vista egoísta, todo lo contrario. Fue el hecho de que ya nada me rodeara. Y eso, no lo planee...

Así de raro se fue desarrollando el año. Hubo tranquilidad, estabilidad, pero siempre recuerdos, los qué tal sí y cosas parecidas que no te dejan ser al 100%...

Y personas que van y vuelven...

Cosas buenas hubieron, sin duda. Pero la mayoría de las veces, la rutina las consumía. Eso no lo quiero. Vade retro, rutina! Eso quizás cambie tarde o temprano. Es por eso que pienso planear mejor las cosas para el año venidero. Acabar con la soledad, reafirmar situaciones, volver más firmes y definitivas mis decisiones y jugarmela por mi. Ya no por lo que desee rodearme.

Así debe ser.

jueves, 30 de diciembre de 2010

Cambio de dirección

Pensé que al final, mis planes de crecimiento iban bien. Todo estable, todo de a poco. Pero, creo que no era así. Cuando uno se entera de ciertas situaciones, hay que tomarlas en serio y actuar, aunque modifique mis planes abruptamente. Eso haré.

No me queda más remedio que ver si encuentro una solución o simplemente cambiar todo. Fue inesperado, tal vez hasta fuerte. Pero lo bueno, es que podré actuar y fue tan inesperado!

Qué diablos. Al final del día, me encantan los desafíos así...

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Sólo una cosa me gustaría...

Que todo empezara de nuevo. Jugarmela. Perder. Superarlo. Seguir...

Sí, es más de una cosa. Pero todo va relacionado! Quisiera que las cosas fueran así, como las imagino... que hayan sido así, que eso estuviera pasando. Pero no siempre se puede tener lo que se quiere. Sobre todo, si se toman decisiones estúpidas que pueden afectar tus deseos fuertemente... Como generalmente me pasa...

Ojalá las cosas resulten mejor de ahora en adelante. Cuando todo, todo... olvidalo.

martes, 28 de diciembre de 2010

Sin Ayuda...

Sin pensarlo siquiera, alguien quiso ayudarme. A que viera lo evidente, a que me diera cuenta de que me hace mal. Me desestabiliza.

"Nunca te verá de otra forma, aléjala de ti"

Eso fue lo que me decían. Pero yo quería llevar las cosas de otra forma, aún con esperanza, aunque fuera mínima, aunque en realidad las cosas jamás llegaran a buen puerto, aunque finalmente no sacara nada con intentarlo siquiera. Quería hacer las cosas sin ayuda...

Pero siempre escucho los consejos. Si te los dan, por algo será... tal vez. Ella no lo hace de mala intención, sentí sinceridad en sus palabras. Pero quiero ver esto por mi forma.

Sufriré ante la verdad que ya conozco. Así deben ser las cosas. Lo merezco. Por dejar que las cosas llegaran hasta este punto... por dejar que mi corazón haga lo que quiera... por eso lo merezco.

Debe de ser así. Como van las cosas. Sin ayuda. Sin ayuda de nadie.

Gracias de todas formas...

lunes, 27 de diciembre de 2010

Malditos Sueños

Soñé una vez más con ella. No la vi, no la pude ver. Pero la sentí. Ese sentimiento que a la larga, me deja pensando en la nostalgia. El sueño era extraño, rozando lo bizarro. A pesar de eso, era creíble. Raro.

Era un mail tuyo. Me mandabas un mail. Que me parecería raro que te comunicaras conmigo, pero que me necesitabas. Querías mi ayuda. Y allí debía estar para ti.

Comencé a buscarte por un pasillo grande, largo... y nunca llegué a ti. Hasta que, como la vida real, simplemente desperté. Ya no estabas. La verdad, nunca estuviste: En mis recuerdos, allí siempre estás y en mis sueños también porque, fuera de todo, siempre te recordaré, aunque sea un momento pequeño en tu vida... aunque sea un instante cada 100 años...

domingo, 26 de diciembre de 2010

Quisiera decirle...

Un pequeño saludo. Solamente para saber cómo está. Pero, no debo hacerlo. Es algo que debería tener asumido. Ella no quiere saber si quiera de mi existencia. Es más, ya no sabe quién soy realmente... Para qué volverla a traer a mi vida sin necesidad...

Ella no quiere, yo tampoco debería querer. El único recuerdo que tiene de mi es más bien vago. No fui importante en su vida. Para nada.

Lo sé, lo siento.

Es lo único que me duele más de todo esto al final del día. Que no haya podido lograr ser alguien importante en su vida, tanto o casi tanto como ella para mi. Eso me duele. Pero lo dejo pasar, como solamente puedo dejar pasar las cosas que ya no son de mi incumbencia. Esta es una de ellas. No puedo pelear por eso.

Así es la vida.

Olvidé hablarle. Seguro, esta semana volveré a olvidarlo. Es mejor así. Que siga sin recordar que alguna vez existí.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Prozac - Cap. 20 (FINAL) (Re-Publicación)

Llegué a la oficina a la misma hora de siempre. La gran diferencia, era a lo que iba. Renuncié. Le dije al pelotudo de mi jefe, que no era más que un maricón, así que podía meterse su mierda de negocio por la raja, preferentemente ayudado por su asistente, el cual era gay y le tenía ganas hace tiempo.

Se lo dije tan bajo que parece que lo único que escuchó fue la parte de mi renuncia y se despidió afectuosamente, preguntándome cuándo me iba.

Ahora, hijo de puta. Lo último, al parecer, tampoco lo escuchó o se hizo el tarado.
Me iban a hacer despedida los muy envidiosos hijos de la gran puta. Que se vayan al carajo, para lo poco que recibo fue bastante lo que les di. A algunas, les di mucho más, de hecho.
De ahí, la última cita.

Hace años no entraba a ese parque. Era como siempre. Poca gente, muchas parejas. Esto último, apestante... sobre todo por el hecho que las mismas no se conforman con pasear, conversar, reír y entre medio besarse. Si no que de frentón, tirar.

Hijos de la más malsana, chupapijas y puta del mundo.

Me senté en ese asiento al lado de los negocios principales que tantas veces había visto y esperé. Siempre tengo que esperar, si no se trataba de la muerta que era más puntual.
3,2,1...

Llegó con su cara de apuro, de hastío. Pero feliz de verme. Alguien feliz de verme. Curioso.

-Tanto tiempo...

-Demasiado...

Conversamos muchas horas sentados ahí. Le conté que había renunciado, entre medio balbucié de mis sadismos sexuales acostumbrados, etc.

Ella me decía que estaba casada (mira tú) y que quería formar familia, pero aún no, ya que le gustaba lo que estaba haciendo. Sinceramente, no logré entenderle qué chucha hacía. Debe ser porque no me cabía en la cabeza que fuera feliz.

Después de haberla conocido cómo era.

Siempre fue triste, solitaria, melancólica, tímida, llorona, callada. A la vez que enferma. Me agradaba. Por eso me acerqué a ella y sentí cosas por ella.

La última mujer por la que sentí algo. Te imaginarás que la conocí después que al cadáver.
Yo sacaba lo gracioso de ella. También, veía como finalmente era bastante audaz, pero reservada.

Y también supe lo que era un beso.

Uno tierno, sincero. Uno humano, más bien.

Pero, un día, fin. Todo acabó. Se desapareció. De hecho, la semana que le di un beso. Se puso roja, de todos colores en realidad y huyó. No la vi más, ni supe de ella. No admitir y esas estupideces incluídas.

Sin embargo, la perdoné por nunca decirme nada. Total, tuve la culpa, la personalidad de la tipa era así, no podía esperar más.

Aunque si arrancaba pa un beso, una cacha imaginate...

Ahora resulta que está casada. Y me contactó para pedirme disculpas. Me dijo que siempre pensó que el feliz era yo y que qué me hizo cambiar tanto...

Me quedé callado cinco largos minutos, pero no incómodos, solamente largos. Le dije que no pude ser feliz por el rechazo. Por el dolor. Por el mal ojo. Por el dolor. Por el deseo. Por la maldad. Por el dolor. Por las pastillas. Por querer mucho. Por dar poco. Por recibir nada. Por el dolor. Por la desesperación putrefacta de sentir ser un ser sucio que no merece la felicidad porque la soledad es mucho más simple. Porque le hago daño a la gente. Por no merecer esto. Por ser un tirao a gente. Por el dolor. Por ella.

Por ella. Por ella. Por ella. Por ella. Por ella. Por ella.

Por el dolor.

Me paré, me fui corriendo. Ella me trató de alcanzar y entonces...

Subí a mi auto y me gritó de lejos:

-Siempre te amé. Nunca olvides eso. Perdóname...

Y aceleré. Nadie, nunca JAMÁS me ha dicho te amo. Llegué a mi casa aborreciendo mis putas decisiones, tomé un cuchillo, me corté la yugular con el cuchillo más filoso de mi casa de manera tan profunda que no hubiera la menor posibilidad de salvarme... me tendí en la cama, me desangré y dejé de ser una molestía para la muerta, que solamente pensó que era una persona madura y por eso se metió conmigo, pero se metió con un pendejo que jamás pudo entender a una enferma y que luego se folló a medio Santiago buscando el sabor de su entre pierna sin un "te quiero" de vuelta, que besó a una amiga que era tímida y vulnerable y que le hizo daño hoy en la tarde, ella solamente quería verme, murió, basta, se acabó...

Este remedo de ser humano que apesta de manera subcutánea se va. Pierdo la conciencia. No siento nada. No escucho nada. No huelo nada. Dejo de respirar.

Mierda. Cuanto necesito un prozac ahora.

FIN

martes, 21 de diciembre de 2010

Prozac - Cap. 19 (Re-Publicación)

No quería levantarme de la cama. Estaba mirando hacia el techo, buscando la mejor forma de terminar dopado. Hice un cóctel de pastillas tan grande para igualar lo que hacías tú, (sí, tú, la muerta) que solamente veía estrellas que daban vuelta a mi alrededor. Y yo mismo daba vueltas. Esta mierda no iba a acabar nunca, jamás.

Hasta que sonó mi BlackBerry. Puto teléfono, no era cómo me imaginaba. Si tuviera realmente ganas imperiosas de vivir, juro que me compraría cualquier otra mierda. Mala gráfica y delicados por todos lados, sobre todo en sus bordes, lo que hace que se vuelva más difícil cuidar a uno de estos que a un iPod Touch lo que ya es bastante qué decir.

Tomé el aparato y era una amiga. Antigua amiga. Ex amiga. Sí, suena extraño, pero era de las pocas mujeres a las que llamaba "amiga". Debe ser porque en su momento me rechazó y no nos vimos nunca más. Y eso me inspiró para abordar a las mujeres con el propósito de follar más que agradarles. Las dos cosas no van de la mano.

¿Porqué chucha me llama?, ¿debí haber cambiado mi número cuando pude?, ¿podré contestar sin decir "quiero morderte una mejilla para luego salpicar tu sangre en mi muralla" mientras le hablo?, y lo más importante, ¿qué quiere de mi?

-¿Aló? XXXXXX, cómo estás?, te debe extrañar que te llame...

-Sí, bastante tiempo. Pensé que para ti era un cerdo que sólo pensaba en vaginas y clítoris. Algo así me dijiste.

-Te llamaba para otra cosa. Si no estás muy ocupado.

-No, solamente me manoseaba la entrepierna mientras miraba al techo. Lo usual de un día domingo. Así que dime.

-Quería que nos juntaramos, si es que puedes...

(Juntarnos, si ni siquiera cuando éramos chicos esta mina quería juntarse conmigo, era yo el interesado en verla. Qué carajo quiere de mi)

-Déjame revisar mi agenda... esperame...

Tomo un frasco de prozac y veo que le queda un par de pastillas dentro. Busco un vaso de agua, siempre me dijiste que dejara uno al lado del velador y confort, sí, confort para limpiarte cuando te follaba y te dejaba tan húmeda...

Me da una arcada, pero es pequeña.

Tomo el vaso, le pongo agua, tomo pastillas y tomo el teléfono...:

-Claro que puedo cualquier día de la semana. Dime a qué hora y dónde.

-Juntemonos en el parque de siempre, de seguro lo recuerdas...

-Mmm, claro. Pero, dime si no fuera molestia que te pregunte... ¿qué quieres de mi?

-Conversemos de la vida. Creo que me hace falta un... ya sabes, viejo amigo...

(Eso es y será. Pero no me importa, puedo perder horas etéreas con cualquier persona. Si no es eso, es volarme, jalar, curarme o empastillarme)

-Bien. Mañana entonces, a las 3.

-Perfecto.

-Bien.

-Nos vemos XXXXXX... oye... ja, me reconociste la voz...

-Tu voz es lo último que olvidaría...

-Tonto. Hasta mañana...

Corté y lloré como un pendejo. Como si mañana fuera a ser el último día de mi vida...

domingo, 19 de diciembre de 2010

Prozac - Cap. 18 (Re-Publicación)

Han pasado algunos meses desde ese maldito día. Ahora, no me queda nada más que la mierda de rutina que me envuelve. No tengo nada más que eso a mi alrededor, además de mi secretaria cómplice que, desgraciadamente, se conforma solamente con sexo. Digo desgraciadamente no porque sea algo que me moleste, si no que CON ELLA me molesta.

Es que, lo chupa mal.

No solamente debo lidiar con una enferma ninfómana que no sabe practicar el sexo oral, si no que también debo lidiar con el hecho de que en las noticias ya se está dando a conocer esta desaparición. La muy puta pertenecía (se metió con un saco de weas con plata) a una familia bastante reconocida en Europa (poderosa sobre todo) y eso me molestaba. Algún día podrían averiguarlo, además que también me afectaba el hecho de que se follara a ese imbécil que salía a cada rato por la tele.

Tenía cara de tenerla chica.

Por suerte, mientras avanzaban los meses, salió un loco medio imbécil (habemos pocos locos que somos inteligentes, se nos llama genios incomprendidos) que dijo que la violó y se la comió, que iba a pedir rescate, pero le dio hambre verla desnuda y sangrando.

Hay cada psicópata.

Así que el caso se cerró con el pobre tipo pasándose películas (tal vez fue a otra a quién se lo hizo y las confundió, qué carajos sé) y el caso cerrado. Todo a mi favor, como por fin debieron ser las cosas desde el principio.

Así y todo, me daba pena. Al final, tuve que eliminar ese peso que tenía en mí única y exclusivamente porque el monstruo que ella me implantó al follar conmigo fue creciendo y creciendo hasta encontrarla, para casi volver a penetrarla como tantas veces imaginé, para terminar...

De todos modos me daba pena.

Ahora veo todo de mejor forma. Incluso a la puta de mi secretaria. No lo sabrá chupar, pero por lo menos sabe guardar un secreto.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Prozac - Cap. 17 (Re-Publicación)

Y llegamos a un terreno baldío que está a los pies de la Pirámide, cerca de donde yo vivía antes. Relativamente cerca, pero barrios que conocía muy bien. De pronto, al ver el cuerpo amarrado fuertemente en bolsas de basura, me di cuenta que había un solo lugar dónde hacerlo desaparecer y con qué hacerlo desaparecer.

-Vamos por parte, como decía nuestro colega Jack...

Dije, mientras comencé a cortar pedazo tras pedazo ese puto cuerpo que TANTO me había hecho sufrir y que ahora yacía eliminado, pulverizado, inerte, ante mi mirada fría, maldita, esquizofrénica, acompañado por una mujer tanto o más enferma que la que acababa de matar y que, seguramente, terminaría matándose camino a casa, por la impresión.

Había tiempo y ganas, así que luego de cortar los pedazos del cuerpo, comencé a echarle parafina y a quemarlos, tanto como fuera posible. Era un lugar apartado y nadie, absolutamente nadie llegaría a molestarnos.

Había tiempo.

Luego de ver cómo se carbonizaba todo, encontramos un chuzo en el lugar, por lo cual (siempre y en cada momento) con los guantes de cuero de vaca que compre en mis últimas vacaciones en Europa (putas como las de allá no hay en ninguna mierda de país), comenzamos a pulverizar cada trozo de osamenta o miembro que estaba en el lugar.

No digo que no fuese asqueroso.

Luego, volvimos a quemar el lugar, poniendo aserrín encima de lo que aplastamos. Y de nuevo lo hicimos, esta vez, con diarios viejos (que habían en mi departamento). Luego, comenzamos a regar el lugar, gracias a que había un pozo cerca (todas las condiciones dadas, el puto lugar era ideal).

Después, volvimos a poner aserrín, aplastar y quemamos por última vez. Después, esparcimos cal, tierra de hoja, dejamos parejo el lugar (que era amplio, por ende difícil de rastrear) y listo. Lo contemplamos un pequeño instante.

No podía creer lo que acababa de hacer. Era ella a quién maté. Lloré, lloré y no pude dejar de llorar, mientras reía y lloraba y mi secretaria se fue al auto, prendió un pucho, lo fumó y también lloraba en el auto, sentada...

Caí de rodillas y lloré y reí y reí y lloré...

-Seca esas lágrimas (me dijo sollozando mi secretaria) y vámonos a casa...

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Prozac - Cap. 16 (Re-Publicación)

Cuando llegó, se sintió abatida. Estoy seguro que le impresionó ver un cadáver en mi cama. Más aún, cuando allí habíamos hecho el amor tantas veces, las mujeres son muy impresionables. Entonces me preguntó que qué había sucedido, que porqué las cosas habían llegado a ese punto y, obviamente, quién era la tipa muerta tendida en mi cama.

Le dije su nombre. Entendió de qué se trataba todo.

Entonces, comenzó a dar vueltas por la habitación buscando una serie de cosas para poder llevarse el cuerpo. De pronto, la vi siendo participe de un crimen, podríamos decir, pasional. Aunque en gran medida, también es culpa de las pastillas que tomo. Realmente pueden hacerte mal, no querida?

Fue allí cuando vi fijamente el culo de mi secretaria, mientras trataba de sacar el cuerpo de mi cama. Me le tiré encima y la quise penetrar. Y así fue. Lo hicimos al lado del puto cadáver de esa puta de mierda. Y fue altamente excitante, tanto que me corrí más de una vez en un solo polvo.

Me ha pasado a veces, nada anormal.

De repente nos vimos los tres tirados en la cama, los 3 bajo la petit mort, aunque una ya llevaba una large mort, pero para el caso es lo mismo. Nos vestimos y comenzamos a movernos para disipar las dudas. Nadie debía darse cuenta de que sacábamos un cadáver de mi loft. Por suerte, mis mierdas de vecinos ni siquiera saben cómo se llaman entre ellos, tan apersonales, tan escoria, que, cuando tenga oportunidad, también los eliminaré, menos a la niña de al frente, tiene 16 y promete ser tan estrecha como su entrepierna intenta mostrarme. Sabores que debo, sin duda, aprovechar.

Por suerte poseo una maleta lo suficientemente grande como para que quepa el cadáver. Así que, es solamente cosa de doblarla bien para acomodarla. Le rompimos la espina, lástima. Pero, cabía. Eso era lo importante. Así que nos movimos ligeramente hacia el auto, con cara de calientes, aún estábamos así, pero más exagerada, así si alguien nos veía iba a creer que nos íbamos raudos hacia unas vacaciones juntos.

En ese momento, veo a la niña de 16 con su uniforme escolar. Qué ganas de tomarla del brazo y tirarla a mi cama, y darle lo que tanto quiere, cómo se mueve, cómo camina, cómo se le ven esas piernas que quiero lamer...

Me distraje. De nuevo.

Subimos al auto. Entonces, eché la maldita maleta y partimos. Qué hacer con el cadáver.

-Tengo una buena idea. ¿La combustión espontánea es para ti una opción?

Pensé un momento en que esto es una soberana molestia.

-Hagámoslo.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Prozac - Cap. 15 (Re-Publicación)

Estaba apretando fuertemente su cuello. Sin darme cuenta, comenzaba a cerrar sus ojos lentamente. Esos ojos que alguna vez miré tan fijamente, mientras la follaba. Adentro. Afuera. Adentro. Afuera. Los entrecerraba y le brillaban, de placer, gozo, amor. Esa vez, juro que detecté amor.

Así que lo metía más fuerte. Adentro. Afuera. Adentro. Afuera. Adentro...

Ahora, no estaba en medio de un polvo. Estaba ahorcándola de la forma más dolorosa posible, pero a la vez, la más silenciosa. Esa maricona se lo merecía, por puta. Por toda la mierda que me hizo pasar, por todo lo que me hizo y me sigue haciendo hasta el día de hoy...

-Te gusta calentarme, cierto? Te encanta ver como se me abulta el paquete, pero sabes qué? Eso se acaba hoy, AHORA. Todos estos años de mierda pensando "porqué", pensando en qué había pasado. Eras tú, después de todo, eras tú la desequilibrada, la enferma, la esquizofrénica, la bipolar, la fronteriza y toda esa mierda psiquiátrica que los doctores intentan meterte en la cabeza. Eres una puta que no sabe respetarse ni siquiera a sí misma y ahora, mirame, mirame fijamente perra concha de tu madre, que soy un reflejo de todo lo que fuiste, eres y serás siempre por los siglos de los siglos, amén...

Comenzaron incoherencias en mi mente. Era de suponerse. Estaba a punto de terminar con una vida humana y no me era agradable en lo absoluto. Pero ese era yo siendo persona, el yo siendo victimario, el yo siendo asesino. De pronto me dijo algo que estuve esperando cada vez que follaba a una mujer, cada vez que me cagaba a algún weon en la pega, cada vez que cometía una injusticia frente a la sociedad, cada vez que miraba fuera de la ventana esperando una llamada que fuera de...

-Perdón. Por favor, perdónameeee...

Y fue su último suspiro.

Estuve dos horas con la cabeza gacha y las manos temblando. Ella, solamente era una mancha en la cama del departamento y mi vida, era parte de esa mancha lo que me provocaba escalosfríos y espasmos cada 5 ó 7 minutos. Por primera vez en años, en muchos años, lloré. Como un niño pequeño que necesitaba un dulce.

Caminé, caminé y caminé hacia la ventana del loft y vi hacia el suelo. Entonces, me di cuenta, que aunque fuera capaz de matar, no llegaba al punto de eliminarme a mí mismo. Tomé mi BlackBerry Bold y llamé a mi secretaria. Fue como llamar a tu mejor amiga y que ella llegara de inmediato a ayudarte. Tu mejor amiga.

Me he puesto sentimental. Me han dado ganas de vomitar mi Alfombra Persa. Asco.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Prozac - Cap. 14 (Re-Publicación)

Paseamos en mi auto, luego de conversar en aquel restaurante. Es como si volviera al pasado, pero con la diferencia de que no andábamos abrazados por el Metro de Santiago queriéndonos. Seguía hablándome de su vida, de las cosas que le pasaban, de las cosas que quería que le pasaran. Con esa voz que me hacía sentir persona, con esa actitud que me hacía recordar que las cosas fueron buenas en algún momento.

Le dije si quería follar. Me miró y me dijo que fuéramos a mi departamento y viéramos. Con eso comprobé que había cambiado.

Al menos eras fiel puta de mierda.

Debo confesar que estaba demasiado nervioso. Como nuestra primera vez. En que me mostraste el amor que podía sentir de otra persona... cosa que no he vuelto a hacer, eso le resta, digamos, fuerza a los orgasmos.

Te mostré el lugar como si fuera un niño pequeño, rápidamente, esa sonrisa con la cual te recordaba y que alegraba mi corazón (en algún momento tuve eso que llaman corazón) se presentó. Me estaba ablandando.

Sí, eso era. Me estaba ablandando.

Y ahora comenzabas a felicitarme por todo lo que he logrado, por todas las cosas que tenía, por lo que estaba haciendo por lo que iba a hacerte maraca de mierda, te tomé por la cintura y te besé como antes besaba, con fuerza, pasión, con nuestras lenguas jugando. Te llevé hasta la cama jugando con tu entrepierna y la mía, mientras se rozaban, nos tendimos y te dije que siempre estaría aquí para ti, que no me dejaras, pero lo dije bajo, muy bajo, tanto que ni siquiera yo mismo entendí lo que dije y me miraste con esos ojos llenos de deseo, que de pronto pararon.

-No, mejor no, ya? Esto nunca debió haber sido ni será. Ni volverá a seeeeeee......

Antes de que terminaras la frase, ya te estaba ahorcando. Fuerte. Cada vez más y más y más y más y más y más y más y más...

jueves, 9 de diciembre de 2010

Prozac - Cap. 13 (Re-Publicación)

Al saludarla, sentí nuevamente su piel. Esa piel que me recordaba las veces que abusó de mi y las veces en que fue recíproco. Al escuchar su "hola", con esa voz temblorosa, no pude más que imaginar que la tenía al frente diciéndome cuanto me quería, mientras deslizaba sus manos en mi entrepierna y urgueteaba hasta encontrar lo que le producía mayor placer.

Es la misma puta de siempre.

Nos sentamos, su figura no está igual que hace años. De hecho, diría que está como cuando la conocí, luego enflaqueció, cosa desagradable para mi, aunque no niego que hay flacas que son excelentes en la cama, que es lo fundamental en una relación basada en el sexo, sexo y un poco de masoquismo, pero en este caso si uno conoce a alguien con buenas curvas, creo que debería quedarse así o cuidarse. A pesar que sé que la razón fundamental de que estuviera así cuando la conocí, fueron las pastillas, ella sí tomaba, no como otras maracas que te obligan a actuar enfundado cuando es lo más incomodo que existe.

Eso quiere decir que está tomando pastillas. Está con alguien. La muy conchadesumadre.

Relaciones estables, una frase que no funciona conmigo, por eso soy exitoso, solo, pero exitoso. No como ella, que es exitosa pero acompañada. Dos cosas que no van conmigo, definitivamente.

-Te ves diferente. Han pasado los años, pensé que no me volverías a hablar más, con lo raro que te pusiste al final...

-No, todo lo contrario, siempre te recuerdo (sobre todo cuando follo). Es más, de hecho si no te invito no recuerdas que existo, de eso estoy seguro.

-Tal vez sí, tal vez no. Es que, te comportaste tan raro al final, que no sé si acordarme de ti sea apropiado, menos ahora... ¿te conté que no vivo en Chile supongo...?

-No, a penas hemos hablado cuando te volví a contactar (fuera de Chile?, a qué puto te follas que te lleva para otros lados?, qué huevón la pasa bien con tu entrepierna ahora perra de mierda?), por lo cual mucho de ti no me has contado... creo que sería apropiado empezar contigo, yo no soy el centro de esta reunión, jajaja (solamente mi ego que me abandona cada vez más)

-Bueno, si me citas para eso, te contaré lo que ha sido de mi todo este tiempo...

Blablablablabla... finjo cero interés, pero cada frase, oración, proposición que usa, me recuerda que cuando la quise, cuando la tuve entre mis brazos, cuando era humano, ella era todo para mi. Pero yo, yo nunca fui NADA para ella solamente fui un pene con piernas...

¿Será por eso que soy así?

Y movía sus labios nervioso, tiritones, seguro sigues tomando esos medicamentos, esos que también tomo porque quiero ser como tú, tu reflejo, eso quiero, deseo, soy como tú, soy tú y debo acabar con eso porque me hace mal... MAL???, si soy perfecto, soy un monstruo asquerosamente perfecto, soy el Dios de las mujeres que osan toparse en mi camino... soy su DIOS!

-¿Y tú? ¿Qué has hecho de tu vida?

-No quiero aburrirte, así que te haré un resumen...

-No. Nunca me has aburrido. Nunca.

La amo. La deseo. La odio. Como antes.

martes, 7 de diciembre de 2010

Prozac - Cap. 12 (Re-Publicación)

Por fin llegó el momento en que podré verla. Por fin puedo imaginar el instante en que ella llegará y me saludará y escucharé su voz y en que, podré comprobar por fin, si sigue teniendo esa aura. Esa aura que me tiene tan expectante actualmente.

Sigo en mi oficina esperando pacientemente a que llegue la hora convenida. Salir de ahí, correr hacia mi auto y dirigirme hacia el lugar acordado. Nadie debe saberlo. Ni siquiera la puta de mi secretaria, es la que menos debe saber. Si la conozco como creo que la conozco, aunque no creo que mejor de como conozco sus genitales, armará un escándalo que puede repercutir a la oficina y me veré en la obligación de golpearla, esta vez no los pechos o las nalgas o tal vez su clítoris, si no que en plena cara para que aprenda la muy maraca.

Mientras pienso en eso, abro la puerta de mi auto, esta vez vine en mi BMW, no quería presumir demasiado, aunque ya presumo al ser automático y con un reproductor de CD/MP3 que combina perfectamente con la elegancia del tablero central de mando de cuero el cual posee un gestionador GPS de última generación que venía, curiosamente, incluido en el modelo lo cual le da un toque delicioso al vehículo.

Al sentarme, pienso que tal vez hubiese sido mejor echarme un par de condones, pero luego me relajo al saber que en la guantera con puertecita automática que se activa mediante acerco cuidadosamente mi mano hacia ella, se encuentra una caja... aunque prefiero no pensar en eso, ya que si, en algún remoto caso llego a follar, será a capella. De eso no hay duda.

Voy camino hacia allá a toda velocidad, aprovechando la Costanera Norte, la cual proporciona la adherencia necesaria a mi auto último modelo. Aunque eso no me preocupa tanto como me preocupa el hecho de que ella se vea tan linda, hermosa, deseosa, tan puta como siempre la he recordado que mande todo al carajo y no sepa como reaccionar, tal vez reaccione queriendo avalanzarme a ella y quiera ahorcarla como siempre soñé, o tal vez golpearla de tal modo que esa boca que hace maravillas se deforme totalmente y no deje de sangrar y escupir dientes y comience a vomitar porque la golpee en el bajo vientre, ese que desearía a la vez besar y acariciar con la punta de mi miembro. Sólo son pensamientos, nada más lejano a un plan.

Estaciono el auto y comienzo a temblar tanto, tanto que necesito un prozac de emergencia, lo tomo sin agua y me siento en la mesa que reservé y ella aún no llega, pero falta poco porque es puntual, lo es, siempre lo ha sido y llega de pronto.

Esa voz de mierda que deseo escuchar por fin se hace fuerte. Es hora de fingir que estoy bien y no con ganas de cortarme la yugular ahí mismo.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Prozac - Cap. 11 (Re-Publicación)

Le respondo el mensaje lo más parcial posible. En ese momento pienso en qué haré cuando esté frente a ella. No sé si me relajaré, no sé si me tensaré de tal forma que salte encima de ella para morderle el cuello y arrancarle la yugular de la manera más piadosa y luego pisotear una de sus putas costillas o simplemente la saludaré dulcemente. El ser humano toma decisiones todos los días de su vida.

Lo que me sorprende de todo esto, es la expectativa que estoy sintiendo para que me responda el mensaje. Redacté algo sencillo, corto y que fuera rápido de responder:

Nos veremos donde tú quieras, no tengo inconveniente. Sólo dime lugar y hora.

Condescendencia y la gran puta. Siempre he sido igual, prefiero que elijan las cosas a tener que discutirlas. Solamente espero paseándome por mi oficina y pensando en que, hace años atrás me pasaba lo mismo esperando que me contestara, con la diferencia que era en mi dormitorio donde habíamos follado miles de veces. Ahora, era diferente. Acá he follado con muchas, menos con ella.

Por fin contesta. Lo hace tan rápido como sé que teclea el maldito teléfono. Me responde que no tiene ningún problema, me da el lugar y la hora. Puta de mierda, me sorprende que siga viva. Cultivó durante toda su atormentada vida tantos enemigos, que si no fuera por ellos... además de sus miedos internos y sus interminables intentos de matarse, que no igualan los mios por cierto.

Si hubiese intentado matarme, no hubiese fallado.

Tantas veces que tuve que recibir sus cortes en mi antebrazo. Veo las marcas y pienso en que debí haber tenido unas razones muy poderosas para haber aguantado tanto esa y muchas otras escenas. Marca de mierda, se ve pequeña ahora pero hace algunos años no dejaba de sangrar, ella llorar y suplicarme matarla y los gritos, el sudor, las pastillas anticonceptivas por el suelo, los tranquilizantes que se cayeron dentro del vaso con agua que estaba roto, los condones.

Puta de mierda.

Lo peor de todo es que tenía ganas de verla. Y esas ganas se canalizaban en una gran y dolorosa erección que no me dejaba en paz. Tuve que llamar a mi secretaria y decirle que estaba caliente y entró y como por arte de magia la calentura fue satisfecha. Faltan dos horas.

Debo elegir si pagar con Dinners o Magna.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Prozac - Cap. 10 (Re-Publicación)

Quise ir a dejarla a su casa y que no fuera a trabajar. Total, es mi secretaria, así que no veo problema. Pero ella insiste en ir conmigo a la oficina. Es molesto. No sé, después de follar prefiero no ver la cara de la otra persona por un buen rato, sobre todo si me desagrada. Ella es buena en la cama, pero no lo suficiente como para querer estar con ella más allá del tiempo normal.

En fin, no tengo ganas de golpear a nadie. Así que le digo que sí a regañadientes y esperando que se dé cuenta que no me agrada para nada la idea. Espero que dentro de su mente no muy cuerda realmente se dé cuenta. Lo dudo. Las desequilibradas solamente piensan en lo que es bueno y malo para ellas, eso incluye llegar a preocuparse por otros, pero siempre cuidando el hecho de que ese alguien sea vital para que su vida, creada en su propio mundo dentro de su cabeza siga funcionando. Y ésta es medio desequilibrada.

En el camino pensaba en alguna forma de desilusionarla, incluso llegué a pensar de tirarla del auto en movimiento, pero era demasiado perafernalico y tal vez, si sobre vivía, la perra me podía denunciar y no quiero más problemas con los pacos. Tal vez si sabía que tenía otra. Pero, de dónde? Tengo muchas minas pa follar, pero como pareja, no gracias.

Así que decidí decirle calmadamente:

-No creo que sea bueno que nos veamos más. O sea, tal vez un polvo por aquí, una chupada por acá. Pero, más allá de eso, no te puedo ofrecer.

-Bien. Bien. No esperaba más de ti.

Lo dijo de una forma tan calmada, tan "ida", tan desinteresada, que a cualquiera que tuviese sentimientos le dolería. Hubiese reaccionado, de hecho, mal y le hubiese refutado lo que decía. Pero en mi caso, no. O no tengo sentimientos o ella no me importa más que un orgasmo fuerte e intenso.

Y digamos que ni eso.

Llegamos a la oficina y me doy cuenta que tenía apagada mi BlackBerry Storm. Dos mensajes. De ella. Mi invitada. Tantos años que no recibía mensajes de ella. Ahí supe que tenía sentimientos. Mierda. Eso no me agrada. Trataremos de sacarle provecho.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Prozac - Cap. 9 (Re-Publicación)

Me abraza y comienza a besarme el cuello. Pienso en cómo moverme sin lastimarla, me ha pasado a veces. Me tiende en la cama como desesperada buscando mi calor, mi cuerpo, mi miembro. Pienso en como hacer que sus manos lleguen donde quiero que lleguen.

En la cama tiramos como dos adolescentes, la única forma que conozco en que se deben hacer las cosas. Besos fuertes, dolorosos, ahogadores. Los mejores. Esos que dejan un sabor a pecado en los labios, la aprieto en mi cuerpo y siento sus pechos delicados pero firmes, los cuales están esperando ser vistos por mi. Contemplados. Acariciados. Queridos.

Toco su cuerpo como si fuera lo último que debo hacer ese día. Toco su trasero con mis manos y la acaricio, no por fuera, sino que por dentro de su ropa, la toco suave, delicado. Sí.

Sí.

Pienso en otra. En alguien que amo. Amé. Ya no tengo sentimientos, me costó mucho trabajo llegar a este nivel y ser el tipo desinteresado y lejano que soy, además de sumamente exitoso en lo laboral y social. Es que la gente busca imperiosamente alguien "asentimental", tiene miedo de encontrarse con personas que necesiten de otros. Soy lo que debe ser, un muñeco sin alma.

Pero este tipo de recuerdos me asusta. Debo concentrarme en calentarme.

Ella mueve su pelvis fuerte en mi miembro. Desea cortarse. Comienza a jadear. Eso me excita. Aunque como las orientales no hay, ellas sí saben jadear. Saben gritar.

Toco sus pechos, los masajeo. Como debe hacerse. Ella me besa, me muerde. El preámbulo me fascina, porque me deja listo para pensar en el próximo movimiento que deba satisfacerla. Lo hacemos y hago que se vaya segundos antes de penetrarla. Eso me encanta, porque las desespera, las acelera, las vuelve loca, las transforma... me tranquiliza.

Un buen polvo. Estamos abrazados y no sé porqué me abraza.