domingo, 10 de octubre de 2010

Esos días

Simplemente me puse a recordar los días en que sí fui feliz contigo. No fueron pocos y los recuerdo todos. Más que nada, porque no ha habido nadie que haya logrado lo mismo conmigo. Ni siquiera con... no. Nada. Aunque lo busque.

Ese día en que fui a buscarte a la Estación es uno de los que más recuerdo. Me estabas esperando sentada y mirabas quienes subían las escaleras por si venía yo. Habías estado enferma y no nos habíamos visto hace días. y tu abrazo fue tan sincero, tan fuerte y tan tierno... sobre todo si hubieses visto tu cara. Realmente querías verme.

Eso ya me hacía feliz.

Luego, solamente caminamos. No tenía otro plan que verte, saber de ti y estar contigo. Y así fue. Hasta que llegamos al Museo. Justo, sin que fuera el destino quien lo decidiera, había un especial de ................, justo lo que más te gustaba. Eras como una niña pequeña (parte de lo que me encantaba de ti), eras feliz, como si hubiese sido una sorpresa... pero fue el destino el que me quiso dar una mano esa tarde.

Y se nos hizo la noche.

Luego, nos sentamos en un banco cerca del parque a conversar más y más. Se me hacía tarde, pero no quería dejarte. Tampoco tú querías, pero pensaste primero en mis responsabilidades antes que otra cosa.

Tierno de tu parte.

Luego el viaje en el Metro fue aún más especial. Tierno, suave... íbamos tan abrazados como nadie. Seguí mi camino, como la persona más feliz sobre la maldita Tierra.

Y nadie, te juro, nadie ha hecho nada tan simple pero especial como tú: acompañarme. Sin ningún puto pero. Sólo estar ahí y ser tú.

No hay comentarios.: