martes, 31 de agosto de 2010

Nunca me debiste haber...

Visto.

Hablado.

Contado.

Deseado.

Visitado.

Conversado.

Abrazado.

Confiado.

Dicho que me querías.

Pedido que me quedará por siempre a tu lado.

Besado.

Acariciado.

Susurrado al oído.

Dejado solo cuando te he necesitado.

Dicho que deseabas que me alejara de ti por siempre.

Dado la espalda.

Dicho que jamás te quise.

Mentido tanto tiempo.

Odiado.

Dicho las cosas más dolorosas a quien no las merecía. De verdad, no las merecía... y en el fondo de tu antiguo corazón, de tu anterior alma... de esa que me terminé enamorando... lo sabías.

domingo, 29 de agosto de 2010

Te fuiste

Ni un adiós decente me pudiste dar. Ni siquiera unas razones de peso. Simplemente desapareciste. No sé, como que las cosas se volvieron cada día más extrañas. Cada día era como si fuera una gota que se iba derramando de un vaso hasta dejarlo seco. Y sucedió.

Jamás supe más de ti. Han pasado muchos años ya. Tal vez sea hora de averiguarlo... pero inmediatamente me pregunto... para qué?... si tú no me has buscado en todo este tiempo, porque he de hacerlo yo ahora?

Bueno, hay varias razones... Siempre el que hace el primer movimiento, es el que está interesado en lograr su objetivo. Y he estado mucho tiempo intentando ser el primero (y único) en hacer un movimiento... y me cansé.

Al menos, si fui importante para ti, sería, por decirlo menos, bonito que también pensaras en mi como yo lo hago.

Sí, lo admito. Pienso en ti. Te recuerdo. Sí, lo sé. Soy el único de los dos que lo hace.

Por algo te fuiste, por algo siempre fuiste así. Por algo era tu personalidad. Por algo ya no supe más de ti... pero piensa solamente en esto: Jamás supiste si estuve (estoy, estaré) bien. Qué cosas han pasado y pasarán y lo peor de todo, lo que marca toda esta maldita prosa...

Si estoy vivo todavía.

Y por cierto, tampoco sé si tú lo estás... aunque lo presiento. Es lo único que me queda... jugar con mi presentimiento... porque te fuiste.

domingo, 22 de agosto de 2010

No me extrañarás

Es raro, pero sucede. Uno de los dos extraña más que el otro, y lo que es peor a veces solamente uno extraña. Eso duele. Duele demasiado, sobre todo cuando se quiere...

Pero cuando esas cosas suceden, no queda otra que golpearse ante la realidad. De darse cuenta que las cosas no son como imaginaste, de que no te quieren como tú esperas... o no de la misma forma. Lo cual es aceptable. Siempre pasa. Siempre.

No estés mal por eso. Te olvidarán, tú olvidarás (algún día) y todo seguirá igual a tu alrededor, la gente no va a cambiar, nadie hará nada por nadie.

Nunca, jamás.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Equivocado

Una vez una chica me dijo: "Es genial tener a alguien que esté, aunque sea, un poco pendiente de ti, se agradece que haya gente así en tu vida".

Algunos no lo agradecen. Si eso pasa, porque pasa y seguirá pasando, no te sientas equivocado. Son cosas que pasan, debes siempre comprender a quienes te rodean respecto a sus decisiones, aunque en el fondo de tu corazón, duelan. Puede que eso también pase, no te niego que es algo que puede llegar a suceder.

La gente pasa, las personas pasan... los sentimientos, quedan. No te preocupes, no eres tú (suena tan cliché...) es lo que te rodea, si no son como tú, debes entender y seguir.

Pero sí, comparto plenamente lo que alguna vez me dijo aquella niña... se agradece. Y cuando se pierde, duele. Duele mucho...

martes, 17 de agosto de 2010

A veces, no sé ni para qué lo intento.

No sé exactamente cuales fueron las razones de invitarte al cine ese día. A parte de que quería ver la peli, era porque quería verte. Yo. Tú, al parecer, no.

No sé exactamente cuales fueron las razones de que nos juntaramos en el Mall esa tarde fría. Tal vez, solamente deseaba hablar contigo. Yo. Tú, al parecer, no.

No sé exactamente cuales fueron las razones para pedirte que tomaramos once juntos . Tal vez, solamente deseaba saber de ti. Yo. Tú, al parecer, no.

Tantas cosas que hice para que todo resultara bien y tantas también que solamente terminaron siendo un puto fracaso. Te hice rabiar, logré que me odiaras. Y yo quería, tan sólo quería lo contrario, cómo crees que me convertí en ese ser desesperado y temeroso de tus reacciones, acaso piensas que solamente yo fui el culpable de pulverizar mi alma, mi ego y todo lo que me rodeaba?

No. Sabes bien, lo sabes, que lo intenté. Viste lo enamorado que estaba, sabías que las cosas podían ponerse interminablemente dolorosas y solamente, solamente pensaste en un bienestar que ni siquiera tenías!

Hice lo que pude. Pero no resultó o si resultó... resultó peor. A veces, no sé ni para qué lo intento...

lunes, 16 de agosto de 2010

Escondiéndome

De pronto no pude más. Dejé las cosas a un lado y seguí. Quería despejarme, sentir que podía soportarme a mi mismo. Y eso hice. Casi como si me escondiera de algo, a la vez que me descubría.

Aunque fuera por 40 minutos.

Caminé en dirección a la Iglesia más cercana. No es por un tema en especial, más que nada es porque es el lugar en donde mejor puedes encontrarte con el silencio de tu soledad. Allí estarás en paz. Y allí llegué. antigua, imponente, enorme. Me estaba esperando.

Me senté y maldecí mi suerte que no estaba de mi lado y la angustia que no me dejaba en paz. Como un ser dependiente de otros, apagué el celular, como si con eso lograra la atención que tanto necesitaba en ese momento. Tampoco fue así, no hubieron llamadas perdidas.

Luego de estar ahí cuanto rato mi alma soportó, me dirigí de nuevo hacia donde me encontraba, sabía que no podía seguir escapando a tu mirada de odio, de desprecio, de lástima... debía volver. Lo hice lento, demasiado lento, tanto que no supe cómo llegué a tiempo, de ahí, los recuerdos se me difuminan...

Es que a veces el dolor es tan grande que te hace olvidar cosas. Como cuando me desaparecí y tú jamás lo supiste ni te importo.

Tal como ahora.

domingo, 15 de agosto de 2010

Pagliacci

Leí en una novela el siguiente "chiste". Por lo menos se supone que era eso. Seguramente se la saben.

Había una vez un tipo que llega muy angustiado donde un psiquiatra y le dice que está con depresión, que no tienes ganas de vivir, que nada en la vida tiene sentido, que sólo desea morir...

El doctor le dice: Mire, le tengo el tratamiento ideal para su problema. Lo que debe hacer es ir a la Opereta del Payaso Pagliacci que se está presentando en el Teatro Novedades esta noche. Es el mejor de nuestra época, de seguro le animará...

A lo que el tipo le contesta: Pero Doctor... yo soy Pagliacci...

Me siento todo un Pagliacci a veces... a veces... de cuando en cuando y de vez en vez...

sábado, 14 de agosto de 2010

Simple paseo


Un día se me ocurrió no ir a clases. No me daban ganas. Y decidí caminar por antiguos barrios, que esperaba, me recibieran mejor en mi peregrinaje. Sin que nadie lo supiera y acompañado tan sólo de mi asumida (pero discutida en mi mente), soledad. Caminaba y caminaba, hasta visité lugares de mi vida pasada.

Todo con la melancolía más grande que pueda existir.

Recuerdo que llevaba un pequeño librito de bolsillo, era de historias de suspenso y terror. Antiguo, nadie se asustaría demasiado con ellas. Pero eran varias historias y deseaba leerlo. En mi camino, mientras seguía avanzando y me acercaba a la carretera alejándome de todo aquello que era citadino, pensaba hasta dónde llegaría caminando. Hasta dónde...

Tenía clases ese día. Y no quería ir, porque existía la posibilidad remota de poder verte y eso me asustaba, me dolía, me abrumaba. Y seguí caminando.

Los autos pasaban cerca de, casi a mi lado. Fue en la etápa en que no me importaba si me pasaba por encima un camión Mack por encima un par de veces. Qué más da si estaba solo. Y seguí, enceguecido por la pena intensa, tanto que mi corazón se movía porque se alimentaba de oxígeno su sangre. Por nada más que eso.

Llegué a una plaza, que aún existía, a pesar de que hace unos 10 años o más no llegaba hasta esos lares. Ya no era tan fácil atravesarla, en ella convergían la Autopista Central y la Costanera. Atravecé el lugar para llegar al Parque subsiguiente.

No sé cómo mierda no me mataron.

Luego, al llegar a unas viejas líneas de tren (aún estaban ahí, qué bien) que ahora eran una pasarela, llegué a un barrio que no deseaba llegar. Me esperaban unos tipos que de seguro me examinaron de pies a cabeza. Por fin, dije. Pero, ese día andaba bastante sencillo y me veía desorientado (aunque sabía dónde demonios me encontraba) así que, creo que no me tomaron en cuenta.

Y seguí caminando por la quebrada.

Llegué al bendito Parque. Me encantaba ese parque. Había ido cuando chico y me gustaba demasiado, buenos recuerdos. Más de 10 años también que no aparecía. Y busqué "ese" columpio. Hace casi 7 años, me había caído de cabeza en ese columpio y me golpié muy fuerte. Tampoco me pasó nada. Y ahora, estaba absolutamente solo (ya nadie va a los parques parece, también influía el hecho que era un jueves) y me comencé a columpiar.

Y entonces, me acordé de ti. Y dije tu nombre una y otra y otra vez. Y se nubló aún más y la música de mi MP3 bajaba su volumen. Y grité: ya no más de ti!, NO MÁS!!!

Y salté del columpio. Esta vez, no me caí. Y seguí caminando. Tanto, que ya estaba llegando a una ex fábrica salera. Me fui por dentro a conocer los barrios. Mis clases empezaban en unas horas. Pocas horas.

Caminé, caminé mucho. Calles pequeñas. Casi llegando a un barrio universitario. De pronto, ya era de noche. Tuve suerte esa noche, pocas parejas caminando.

Justo a tiempo, al menos.

La noche cayó sin consentimientos. Y seguía caminando, lento. Trabajadores por todos lados, carros de comida en las esquinas. El Metro, me miraba a lo lejos. Muy a lo lejos. Pero, llegué. Atravesando nuevamente la carretera, sin mirar para los lados. Llegué a destino. 15 minutos para mis clases. Decidí NO ir... estabas tú, lo sé, quería que te preocuparas, también.

Lo segundo, poco probable.

Me senté en la loza y empecé a leer el librito. Casi lo terminé, casi todas sus historias sombrías, tristes y escalofriantes. Y me subí al Metro y volví a casa. Simplemente, volví a casa...

Ya tres años de eso. Casi podría decir que exactos. Lo que hace la realidad, ahora que lo leo, fue bastante especial y triste ese día. A nadie se lo conté, aunque hubiese querido, ¿sabes?, no tengo a quién contarle mucho estos días... tenía, pero... el tiempo pasa. Como un caminante cuando pasa por las calles solitarias de una ciudad cualquiera, un día cualquiera a cualquier destino...

Como yo.

martes, 10 de agosto de 2010

Sólo piensa en esto...

Te acercas a mi. Nace algo especial. Todo sale bien. Todo va bien.

Todo de repente se arruina. Y luego, lejanía, abandono, desdén. Eso pasa siempre con todos aquellos que te rodean. Son tan pocos los que, finalmente, terminan queriendo estar a tu lado no importando las circunstancias. Y no solamente me refiero a amor. Es a todo lo que rodea a esa palabra.

Me pongo a pensar a veces puras tonterías. No sacaré nada con esto ni con nada. Solamente darme cuenta de cuán fácil es que te dejen... así de sencillo.

domingo, 8 de agosto de 2010

¿Soñaste?

Hoy soñé algo que ya antes había vivido, pero por diversas circunstancias no debería volver a pasarme. Soñé que nos besábamos.

Una cosa extraña.

Es de este tipo de sueños en donde escuchas, ves todo bastante nítido y lo peor: También se siente. Y lo sentí tal cual eran. Al menos, recuerdo que fueron. Dicen que soñar con un beso, que lo das tú (y te lo reciben sin problemas, como fue mi caso), signifíca que tu soledad te abruma. Puede ser. Pero en ninguna parte sale que besar a alguien que quieres, pero no volverá a estar para ti signifique algo en sí importante.

No sé qué será, pero al besarte de nuevo, aunque fuera un simple sueño y sentir tus labios y tu cariño (sí, al fin lo pude sentir, aunque en la realidad no fuera tan así) fue algo que me estremeció, en tal punto que me desperté, dije tu nombre y pensé en ti.

Justo ahora que... bueno. Así tenían que ser las cosas. Solamente me queda que, ojalá, mi inconciente se digne a volver a hacerme sentir tus besos, que aunque fueron furtivos, siempre fueron los más curiosos y suaves que jamás nadie me ha dado...

Aunque ahora sean solamente... sueños.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Cambio de Switch

No se puede siempre pensar en la felicidad de los demás. No se puede siempre desgastar energías en quienes no lo merecen. No se puede siempre vivir ilusionado en cosas que jamás vendrán. Simplemente, no se puede.

Ya no más.

Ahora, pensar en mi futuro, en las cosas que me depara el destino, tanto las buenas como las malas. Esperar que venga siempre lo mejor y dejar atrás fantasmas e ilusiones, personas y situaciones, malos cariños y pésimas experiencias.

Siempre recordando lo mejor, no olvidando, si no que superando. Así tienen que ser las cosas, así deben ser. Así lo estoy haciendo.

Y así lo haré...

domingo, 1 de agosto de 2010

Fome

Me aburro. Dime algo porfa, cómo te va?, estás bien? Te has sentido bien? Cómo va la vida?

Pero, lo más importante... quieres decirme algo?, quieres hablarme?