martes, 16 de febrero de 2010

Sal de ahí


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Llega el jóven acelerando el paso. Debe atavesar la calle, pero eso no le importa, mas sabe que cuanto segundo perdido, ella también podría estarlo. La llamada fue de urgencia. Debía verla. Llegó al departamento y tuvo que subir las escaleras. Ya no estoy pa estos trotes, pensó agitado, mientras esperaba llegar a tiempo.

Casi.

Le abrió la puerta su hermana, la única que la estaba acompañando. Está arriba, corre, le dijo al oído, entre desesperada y amorosa. Sube y escucha los gritos. Esos fuertes gritos que aún le retumban los oídos.

-No lo dejen entrar mierda, me voy a matar!!!, dejenme sola!!!

-Ya llegué, estoy aquí...

En ese momento ve, con estupor, como cierra la puerta fuertemente de un portazo y con tal fuerza que jamás había visto en ella. Solamente alcanzó a ver, sutilmente, las pastillas regadas por el piso y su cara desencajada.

-Hay que sacarla de ahí -le dice a la hermana-, si no, se va a...

-No creo que pasé. No quiero que pase...

-¿Qué mierda fue lo que pasó?, dime, qué pa...

-Se enteró. Que estuvimos juntos. Se enteró...

-¿Le contaste? -mientras respiraba ondo para no gritar y desesperarse-

-Casi, perdóname por favor, es mi hermana!

-*****, abre la puerta!, ***** por favor, abre!

-Nooooooooooooooo, me voy a tomar todas estas pastillas, vai a ver, te gustaba tirarte a mi hermana, ahora vai a ver lo que es verme enferma weón, vai a ver!!!

-¿Qué pastillas?-pregunta inocentemente la hermana, sin saber que es tan fácil conseguirlas en cualquier farmacia-

-Creo que eso no importa ahora. Trataré de derribar la puerta...

El joven comenzó a presionar la puerta. Cuando consiguió abrirla, entre llantos y gritos, encontró a la chica con sangre en los brazos, manos, y algunos pequeños cortes en el cuello y las pastillas regadas en el piso. Al parecer, eran pastillas de Fluoxetina...

La niña tiritaba y solamente decía... ¿porqué? El joven, se acerca, la trata de levantar y ve que los cortes en el cuello eran pequeños, pero los de los brazos y las manos eran más que preocupantes, le pidió a la hermana que llamara a la ambulancia y cuando eso pasó, sucedió lo inesperado.

-Suéltameeeeeeeeeeeeee!!!!!!!!!!!!

Le cortó el brazo al joven. Tendido en el piso por la impresión, se levantó lo más rápido que pudo y vio como la niña lo miraba con pena, con ojos de perdón, mientras corría la sangre en su antebrazo lentamente hacia la alfombra. Gota a gota.

-No quise, por favor, no me odies, no me odies...

Mientras las lágrimas se fundían con la sangre del lugar, el joven no supo qué hacer ni qué decirle. Cerca de la misma cama donde durmió con esa mujer y también con su hermana, sólo atinó a caer de rodillas y llorar... tiernamente, la chica se acercó a él y lo abrazó, llenándolo de sangre, saliva y lágrimas.

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