jueves, 18 de febrero de 2010

Miro al puto cielo


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Miro al puto cielo, intentando encontrar compañía. Sin esperarlo, se me resecan los ojos y lagrimeo un poco. Esperando que se haga de noche. Las únicas veces en el que el cielo me ha podido dar respuesta a mi soledad.

Soledad de hecho. Y soledad del alma.

Tal vez, si confiara un poco más en el destino, si no fuera porque el destino es cada vez más esquivo, cada vez más difuso, cada vez más incierto. No tengo esperanzas. Esperanzas tácitas. En mi alma, empero, yacen las mismas esperanzas que se confunden con la ilusión y la mentira: la felicidad, la eterna felicidad que espero. Ni siquiera la busco.

Cuando pienso que puedo encontrarla, me doy cuenta que me encuentro bajo el poder de una ilusión, no debo creer en nada ni en nadie (me engaño), pero no es así. No quiero que sea así. Y esos pensamientos nublan mi mente y no sé más que esperar. Esperar nada.

Como ahora, al mirar al cielo y no encontrar respuesta. Absolutamente, ninguna... necesito consuelo y nadie lo sabe...

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