lunes, 18 de enero de 2010

Acostada


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Después de estar juntos, te recuestas a mi lado, cansada, pero feliz. Me acaricias el pecho lento mientras balbuceas algunas palabras que no logro entender, somnolienta te acercas más a mi cuerpo. Ambos desnudos. Esperando nada.

Absolutamente nada.

De repente, te quedaste dormida y te veo apacible, serena, como si no supieras que finalmente te estaba utilizando, me estabas utilizando, nos estabamos utilizando. Finalmente, ninguno de los dos se quiere. Ni siquiera amor. Solamente, deseo, solamente las ganas de dos humanos de estar juntos.

Absolutamente nada más.

Lo hicimos porque quisimos, porque viniste a verme y las cosas se dieron y porque lo deseabamos. Fuera contigo o con otra. Hubiese sido lo mismo. Pensé en ella todo el rato, a cada momento, casi digo su nombre, llamándola, queriendo que fueras tú... pero simplemente no lo eras ni lo serás jamás.

Asolutamente.

Acaricié tu cuerpo, besé tu entrepierna, pensando en ella... pero sé que también pensabas en otro cada vez que me tocabas. Así que está bien.

Los dos no podemos estar con quién queremos. Por eso estamos juntos ahora. Tú duermes, yo pienso... no hay nada más.

Absolutamente nada más.

2 comentarios:

Konis dijo...

Que horrible... el sentimiento.

la verdad casi no tengo palabras, ese sentimiento debe ser horrible. Cuando lo lei me imagine que pasaria si yo llegara a sentir eso. Espero nunca sentirlo. Espero que nadie lo sienta.

Juan Francisco Ugarte dijo...

Yo espero lo mismo... ^^