miércoles, 26 de agosto de 2009

Nos miramos y...


... simplemente me quedó la cagá. Mi cabeza explotó, mis manos temblaron, mi voz se escabulló. Mis nervios no daban más. Quería tomarla, abrazarla, saber si estaba bien...

Eres un perfecto imbécil.

Luego hablaba, su voz tenue, nerviosa, enfermiza... Tenía ganas de acallarla con un beso, un beso que llevo atragantado en la garganta tanto tiempo... me di cuenta que era ella, siempre ella...

Eres un perfecto imbécil.

Cuando miraba con esos ojos delicados, perdidos, escandalosos... Tenía ganas de cerrarlos con mis labios y decirle cuántas veces la llamé entre sueños y quise que me miraran con deseo y un dejo de lástima como antes...

Eres un perfecto imbécil.

Fueron unos minutos, pero para mi, fue la única forma de darme cuenta que, que, que...

Nos miramos y me quedó la cagá...

No hay comentarios.: