sábado, 21 de marzo de 2009

Carta perdida

Camino por mi pieza, solo. Miro una carta en el suelo entremedio de mi sollozo. Comienzo a leerla...

Estoy emputecida, lo sé, no estoy pasando por mis mejores días. Solamente quiero que me des el espacio necesario dentro de tu cabeza para poder entenderme porque sé que no me entiendes o dices entenderme para darme en el gusto pero sé que es mentira porque no entiendes nada. No quiero que me digas que sí a todo, entiendemelo bien, sólo que me escuches (leas en este caso) que nada ni nadie puede entenderme ahora, ni cuidarme ni quererme ni acompañarme.

No me odies por eso que es lo que menos quiero pero déjame pensar y hacer las cosas que quiero hacer y necesito hacer, estaré mejor si me dejas sola si me dejas así, si me dejas un tiempo, déjame sola.


Herirte es lo que menos quiero pero intentando complacerme logras todo lo contrario y me emputezco más y no puedo aguantarlo, como cresta quieres que te lo diga para que por fin te quede claro que me dejes porque no hay otra solución para esto.


Creeme que sabía que esto iba a pasar, pero son cosas que deben pasarnos a ambos aunque a mi me tienen cansada estas cosas y creo que sabes porqué. Sólo quiero que me dejes y punto, no quiero que me vuelvas a mirar ni decir nada, basta de todo esto porque más pena me das, me das lástima me das vergüenza, siempre me diste vergüenza y mejor que te lo diga ahora aunque te duela a futuro me lo agradecerás.
Espero que leyendo esto te queden claro algunas cosas. Chao.

Entiendo. Entiendo perfectamente. Me quedaron tan claras las cosas como los pedazos de vidrio que se posan debajo de mi. Tomo uno en mi mano y comienzo. Oh Madre, perdóname...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Algùn dîa seràs tù quien pronuncies esas frases, algùn dîa seràs tù quien te pierdas y te encuentres, algùn dîa, volveràs a ver el color de las cortinas de tu cuarto y te daràs cuenta que todo fue un mal sueño.
Un abrazo,
E